miércoles, 25 de agosto de 2010

Tu vida y de nadie más

Hace unos días estaba  con un grupo y una persona exclamó: "yo ya le dije a mi hija que no quiero que tenga un solo novio, sino que conozca varios muchachos antes de casarse y que no me gusta la carrera que eligió, sino que prefiero que estudie medicina o leyes porque a mí me hubiera encantado estudiar eso, y ya le dije a mi marido que tenemos que ahorrar porque mis nietos no van a nacer en un hospital de la Caja, sino en una clínica privada"

Y mientras yo escuchaba con atención y el estómago revuelto el discurso de "ya le dije a mi hija que yo quiero que haga tal cosa", decía en mis adentros: vaya a freír espárragos. (bueno, no dije eso, sino más bien "vaya a $%&·$%%&")

¿Y por qué?, porque uno es el dueño de SU vida, el dueño de sus emociones y de sus decisiones,  el dueño de sus sueños, de sus alegrías y de sus sufrimientos. Nadie, papá, mamá, hermano, primo, tío, abuelo, pareja, mejor amigo, perro o gato, tiene por qué interpornerse en nuestro camino, nadie tiene por qué decirnos cómo vivir, decirnos que estudiar, con quién juntarnos, qué hacer y qué no hacer, nadie puede escoger a nuestros amigos, nadie puede elegir a nuestra pareja, ni cómo vamos a celebrar nuestros triunfos ni cómo afrontaremos nuestros fracasos.

Hay personas tan frustradas y enojadas con el destino, que en vez de luchar por sus sueños y ser felices, les gusta mandar y vivir a través de otros, sin saber el daño que están causando. Yo puedo buscar consejo, puedo pedirle apoyo a alguien, puedo consultar con alguien qué opina sobre tal situación, pero al final, la decisión es mía y solo mía, es mi paso y nadie puede darlo por mí, porque solo yo aprendo de mis errores y aprendo de mis victorias.

En muchas partes encontramos la frase: "la vida es solo una", sí, la vida es solo una y pertenece a una sola persona, por eso, vivamos nuestra vida según nos dicte el corazón, no permitamos que nadie nos diga qué hacer ni cómo actuar, porque al final, seremos nosotros y solo nosotros, los que tenemos que dar cuentas de nuestro caminar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario