Hace unos días estaba viendo un programa de “La Rosa de Guadalupe”, una serie mexicana, el capítulo habla de una mujer, “Germana” y su hija “Lola”, el problema entre ellas se armó cuando “Lola” tuvo su primer novio, un compañero de colegio, y ambas empezaron a ser mal aconsejadas por sus amistades: una compañera de trabajo le dijo a “Germana” que su hija estaba a punto de quedar embarazada, que el carajillo era un vago, que su suegra quería alejar a “Lola” de su vida, ocupar su lugar y que la mejor manera de “corregir a la niña era castigándola”.
Por su parte, la amiguita de “Lola” le aconsejó no hablar con su mamá porque se iba a oponer a la relación, la iba a tratar como una niña, la iba a encerrar y hasta le dijo que se fuera de la casa para “defender su amor”.
Esto me hace pensar en las ocasiones en que por escuchar a otros y seguir sus consejos, arruinamos una oportunidad o una relación sentimental, familiar o de amistad, nos dejamos influenciar y no le hacemos caso a nuestro corazón, que en ocasiones nos indica que lo mejor es conversar.
No digo que sea malo pedir ayuda cuando la situación nos ahoga, pero a veces las personas están tan traumadas y nos han superado “x” o “y” situación y en vez de dar un consejo, nos hunden en su amargura.
Cuando el sentido común o la intuición nos digan que el mejor camino es el diálogo, es mejor escuchar nuestra voz interna y no dejarnos llevar por los consejos de los demás, no vaya a ser que por hacerle caso a otros, metamos la pata y arruinemos una gran oportunidad.
Yo creo que todo esto se relaciona enteramente con el criterio que nos formaron desde niños. Yo estudié mi secundaria en un colegio en el que abundaban la droga y la violencia, muchas veces me ofrecieron droga de muchas clases, pero sabía lo que quería y siempre la rechazé. Ahora tengo 27 años y orgullosamente digo que jamás he fumado cigarrillo u otra cosa, pasé por la universidad donde la droga era también lo más común y también supe que ese no es el camino y espero enseñarle eso a mis hijos, generalmente nunca tuve que esperar que alguien me dijera qué debía hacer, yo entendía perfectamente lo bueno, lo malo y las consecuencias de nuestras elecciones. Hace unos días abandoné el Facebook, y pues ando leyendo cosas que encuentro, estas cosas están muy agradables de leer, son sencillas, pequeñas, pero reales.
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