viernes, 3 de septiembre de 2010

Sincero, pero con precaución

En uno de los capítulos de "Smallville", Chloe, Peter y Clark fueron infectados por un "bicho" que los inhibía, así que los tres les cantaron sus cuatro verdades a todos los que se les cruzaban en su camino. Recuerdo que mientras lo veía decía: "¡qué chiva tener las agallas de decir las cosas como son!".
Yo admiro a quienes no tienen miedo de hablar "sin pelos en la lengua", por eso me encantaba ver las críticas de Simon Cowell en "American Idol", me fascina y envidio a quienes no les da miedo expresar lo que piensan de algo o de alguien, aunque eso les signifique un problema.
Seamos sinceros, más de una vez nos hemos topado con gente que con sus groserías nos ofenden o nos cansan y nos mordemos la lengua mientras recordamos el dicho popular "calladito más bonito"; más de una vez nos encantaría ver a los ojos a alguien y mandarlo a comer espárragos, tal y como lo hizo Jim Carrey en "La Máscara", tener aunque sea por unos segundos el don de la sinceridad y usarlo.
Si bien es cierto es mejor decir la verdad, pero también tenemos que ser precavidos en cómo lo decimos, ya que hay quienes  por jugar de "bromistas" pueden herir sentimientos y ganarse un papel higiénico.
Yo creo que a todos nos gusta que nos digan la verdad, que si estamos "metiendo la pata" nos lo hagan saber; tener la caridad de decir lo que nos molesta sin ser groseros, dar un consejo sin ser imprudentes o "metiches", recordemos que todos somos humanos y cometemos errores.
Practiquemos la sinceridad con respeto y prudencia, si alguien nos molesta con su actitud o sus comentarios, respiremos hondo antes de decirle a esa persona que le "baje dos rayitas" a su actitud; por el contrario, si  somos nosotros los que tenemos que "calmarnos", escuchemos sin enojarnos.
Sinceridad, pero con precaución.

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