sábado, 3 de octubre de 2015

¿Por qué ya no nos vemos? (tercera parte)

Escribía la tercera de “Tenemos que vernos”*, creo que ya estaba por la mitad cuando una compañera me pasó este texto y con el permiso de su autora lo comparto:

“Leí las dos entradas de Tenemos que vernos y me identifiqué con ellas, yo siempre soy la bombetina de la familia, del grupo de amigos y del trabajo, paso planeando salidas, la verdad me gusta, algunos dicen que soy la “organizadora oficial”.

Es increíble lo que cuesta encontrar una fecha, todo el mundo siempre tiene algo que hacer, la agenda está apretadísima; con mi familia opto por una casa que tenga campo y que cada quien lleve lo de tomar y comer, igual compramos por aquello, porque nadie está a dieta, mejor que sobre que no que falte.

Con los amigos es similar, solo que hay un detalle: hace un par de años se armaba un grupo grandecito, “¡qué poder el tuyo de convocatoria!” me dijo una amiga una vez; pero con el pasar del tiempo ese “poder” fue “perdiendo fuerza” y me explico: antes mandaba un mensaje o montaba un evento en facebook (tampoco nada elaborado), 10 personas se apuntaban y llegaban más, ahora ya no, la mayoría están ocupados con cosas del trabajo, de sus parejas o simplemente no contestan, si acaso llegamos cinco.

Siempre están las críticas del lugar “muy caro, muy fino, muy feo”, nunca falta quien dice ‘¡uy qué lindo verlos chiquillos,  inviten más personas!’, arma el alboroto y ni se aparece.

A veces me pregunto qué pasó, por qué un grupo que era tan unido ahora cuesta qué se reúna; aunque tengo que admitir que  yo también me he alejado de algunas personas, antes salía con antiguas amistades, ex compañeros de escuela, del colegio o incluso de la pastoral,  y pasamos de hablar cosas de trabajo, de recuerdos o de la vida en sí a dos temas de conversación: los hombres hablan de sus esposas (los recién casados con amor, los otros, con algo de pereza) y de fútbol (¡oh santa patadera de bola!), y las mujeres de sus maridos, hijos, cómo cocinar el arroz, el horario de estudio de los chiquitos, las comidas, tareas del kínder, abortos espontáneos o si el caballero seguirá funcionando después de la vasectomía.

¡Dios mío!, ¿cómo hablás de eso en una mesa de tragos?, ¿cuándo dejaste de ser una persona inteligente, vivaz, alegre y bromista para convertirte en un aburrido de la vida o en Bree Van de Kamp?, entonces dejé de frecuentarlos, yo soltera y sin hijos nada tengo que aportar a las tareas de inglés y menos al desempeño del sujeto en la cama, te confieso, me dormía escuchando esas conversaciones tan entretenidas.

De igual forma, algunas “amistades” felizmente casadas como que me hicieron a un lado, no sé si es que prefieren frecuentar solo parejas, si consideran a una mujer soltera poca cosa o simplemente, ya no soy persona de interés.

La vida nos lleva a todos por caminos distintos, lo sé, los intereses cambian y en sus trayectos aparecen quienes los complementan y les dan algo que una como amiga no puede.

Cambia todo cambia, reza la canción, es un hecho de la vida y tal vez esa sea la respuesta…
Atentamente: Carmencita”

Ahora yo te pregunto, ¿por qué ya no te ves con tus amigos?, ¿por qué ya no nos vemos?


No hay comentarios:

Publicar un comentario