En redes sociales, principalmente
facebook, nos convertimos en todólogos, jueces y pelotón de fusilamiento, somos
buenísimos para decir burradas hirientes, porque ni siquiera son comentarios
con algo de sentido común, sino puras tonteras escritas con el hígado, las
cuales demuestran la clase de corazón que se tiene, si es que se tiene.
Sí, todos somos buenos para
atacar y juzgar, para pedir cabezas, pero, ¿qué pasa cuando fui yo o alguien
cercano quién metió la pata?, ahí sí imploramos de rodillas clemencia.
Margarita Durán lo señaló muy bien en su artículo de Tinta Fresca titulado
“Nosotros, los otros”, donde menciona dos temas: el caso de Justo Orozco y la
mujer que lo denunció por abuso sexual y un vídeo con contenido sexual que
circuló en la empresa en la que ella labora. [i]
Vimos otro ejemplo con el tema de
las propiedades de Gerardo Vargas, jefe de fracción del Frente Amplio, el
diputado tiene ocho fincas valoradas en ¢100 cada una y compañeros de partido,
incluyendo al presidente, ex diputado y ex candidato presidencial José María
Villalta defendieron el accionar de
Vargas y le echaron la culpa a la Municipalidad de Turrialba por no tener
actualizada la información.[ii]
Sin embargo, hace tres años Villalta
exigió la renuncia de Fernando Herrero, quien ocupaba el puesto de Ministro de Hacienda,
por omisiones en declaraciones de la renta de empresas pertenecientes a su
familia[iii]
“Está claro que él utiliza toda
clase de matráfulas legales para evadir y encima, cuando se le pone en
evidencia, dice que no conoce la ley y culpa a las municipalidades. ¡Es el
colmo!”, expresó Villalta a CR hoy.[iv]
Sí, todos somos jueces y
verdugos: circulan fotos de Marilyn Gamboa desnuda y la tachan de de facilita[v],
un hombre comete el error de dejar a su hijo en el carro y es un asesino, fijo
más de uno duda si en realidad Orozco trató de abusar de esta joven y “aseguran”
que más bien ella sabía para dónde iban y quiere sacarle plata. Le exigimos a
la muchacha del vídeo del acoso que denuncie, aún después del intento de homicidio
en contra de su “ángel guardián”, algunos se atreven hasta a crear
fotomontajes.
Sí, todos somos jueces y verdugos:
todos tenemos algo que decir, todos sentenciamos, todos juzgamos, manifestamos “¿por
qué no hizo tal cosa?, yo hubiese actuado diferente”, todos pedimos la pena de
muerte, excepto cuando la bronca es nuestra o de alguien cercano.
“¿Por qué nos cuesta tanto
ponernos en el lugar de los demás?”, dice Durán en su artículo, “sólo tenemos o pedimos compasión cuando se
trata de nosotros mismos o de un ser querido y cuando vivimos o vemos el dolor
causado más de cerca. En ese caso es muy fácil identificar a los agresores: son
los otros, esos que actúan, juzgan y comparten, esos, los cabrones.
Pero al ver las fotos o el video,
al difundirlos, al cuestionar la inocencia de la víctima, los cabrones somos
nosotros”.
Así que cuidado al tirar la
piedra, no vaya a ser que se le devuelva.
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