lunes, 12 de octubre de 2015

¡Piedad, metí la pata!




En redes sociales, principalmente facebook, nos convertimos en todólogos, jueces y pelotón de fusilamiento, somos buenísimos para decir burradas hirientes, porque ni siquiera son comentarios con algo de sentido común, sino puras tonteras escritas con el hígado, las cuales demuestran la clase de corazón que se tiene, si es que se tiene.

Sí, todos somos buenos para atacar y juzgar, para pedir cabezas, pero, ¿qué pasa cuando fui yo o alguien cercano quién metió la pata?, ahí sí imploramos de rodillas clemencia. Margarita Durán lo señaló muy bien en su artículo de Tinta Fresca titulado “Nosotros, los otros”, donde menciona dos temas: el caso de Justo Orozco y la mujer que lo denunció por abuso sexual y un vídeo con contenido sexual que circuló en la empresa en la que ella labora. [i]

Vimos otro ejemplo con el tema de las propiedades de Gerardo Vargas, jefe de fracción del Frente Amplio, el diputado tiene ocho fincas valoradas en ¢100 cada una y compañeros de partido, incluyendo al presidente, ex diputado y ex candidato presidencial José María Villalta defendieron el accionar de  Vargas y le echaron la culpa a la Municipalidad de Turrialba por no tener actualizada la información.[ii]

Sin embargo, hace tres años Villalta exigió la renuncia de Fernando Herrero, quien ocupaba el puesto de Ministro de Hacienda, por omisiones en declaraciones de la renta de empresas pertenecientes a su familia[iii]

“Está claro que él utiliza toda clase de matráfulas legales para evadir y encima, cuando se le pone en evidencia, dice que no conoce la ley y culpa a las municipalidades. ¡Es el colmo!”, expresó Villalta a CR hoy.[iv]

Sí, todos somos jueces y verdugos: circulan fotos de Marilyn Gamboa desnuda y la tachan de de facilita[v], un hombre comete el error de dejar a su hijo en el carro y es un asesino, fijo más de uno duda si en realidad Orozco trató de abusar de esta joven y “aseguran” que más bien ella sabía para dónde iban y quiere sacarle plata. Le exigimos a la muchacha del vídeo del acoso que denuncie, aún después del intento de homicidio en contra de su “ángel guardián”, algunos se atreven hasta a crear fotomontajes.

Sí, todos somos jueces y verdugos: todos tenemos algo que decir, todos sentenciamos, todos juzgamos, manifestamos “¿por qué no hizo tal cosa?, yo hubiese actuado diferente”, todos pedimos la pena de muerte, excepto cuando la bronca es nuestra o de alguien cercano.

“¿Por qué nos cuesta tanto ponernos en el lugar de los demás?”, dice Durán en su artículo,  “sólo tenemos o pedimos compasión cuando se trata de nosotros mismos o de un ser querido y cuando vivimos o vemos el dolor causado más de cerca. En ese caso es muy fácil identificar a los agresores: son los otros, esos que actúan, juzgan y comparten, esos, los cabrones.

Pero al ver las fotos o el video, al difundirlos, al cuestionar la inocencia de la víctima, los cabrones somos nosotros”.

Así que cuidado al tirar la piedra, no vaya a ser que se le devuelva.




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