sábado, 17 de octubre de 2015

El deber de un buen novio

Una vez mi ex novio y yo estábamos invitados a una fiesta, ese día él tuvo que salir de gira, así que yo fui, aquello causó asombro y molestia en dos amigas: “un buen novio, por más cansado que esté, viene, ¡qué pareja más rara son ustedes!, ¿cómo permitís vos eso?”, manifestó una de ellas.

En otra ocasión estaba con un grupo de  damas y con los pelos de punta  las escuchaba decir: “es que el deber del hombre es pagarte el manicure, la depilación, las salidas, llevarte a todo lado y por supuesto, estar siempre a la par, eso de salir con los amigos es puro cuento para portarse mal”.

Como lo mencioné, me enfermé de oír a mujeres inteligentes y profesionales con semejante discurso de la era victoriana, así que le conté a un amigo: “creo que ya sé por qué tengo tanto tiempo soltera, es que yo no estoy de acuerdo con nada de lo que dijeron”; él  me respondió: “pues somos dos mi chiquita, porque yo tampoco, hay que ser muy maje para eso”.

Casi siempre escucho a muchachas quejarse de que se topan con mentirosos e infieles, que no encuentran a nadie a su altura, ninguno quiere una relación seria, pero, ¿qué pasa cuando expresás estas ideas?, ¿qué caballero en sus cinco sentidos, por más que una mujer le guste, se convierte en esclavo y caja chica?

Nosotras seguimos luchando por una igualdad de género, hemos ganado muchas batallas, tenemos mujeres jefes de Estado y en el gabinete hay ministras y presidentas ejecutivas sumamente preparadas; pero toparse féminas con este pensamiento cavernícola es aterrador, obvio que ningún hombre se acerca.

¿Por qué seguimos creyendo en el príncipe conquistador, resuelve problemas y cajero automático?.. Es decir, si yo me quiero pintar las uñas o teñirme el cabello, lo saco de mi salario; si mi pareja quiere ir a jugar fútbol o tomarse unas cervezas con sus amigos o compañeros de trabajo, ¡qué lo haga!, yo no soy la mamá para estarle cambiando las mantillas ni voy a estar hipervigilante revisando el GPS de su celular para saber su localización exacta y si salgo sin su compañía ya sea porque tiene otros planes, se encuentra indispuesto o la ocasión lo amerita, no pasa nada ni tengo que llamarlo cada 10 segundos.


Si queremos un cambio, empecemos por nuestro discurso, dejemos no solo ese papel de princesa inútil en espera del valiente monarca en caballo blanco, también el de locas/exigentes/desconfiadas hasta de su sombra y comportémonos como seres pensantes, independientes y empoderadas de nuestros destinos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario