Sí, las mujeres tenemos poder de
decisión, pensamos, reflexionamos.
Decidimos si queremos casarnos o
no, ser madres o no, tener una boda por todo lo alto o una ceremonia sencilla,
si el vestido que usaremos será blanco, amarillo, celeste o rojo, si contrataré
una maquillista o le pido el favor a una amiga.
Podemos decir “no me gusta celebrar
el 14 de febrero”, o “no es necesario que me regalés nada para mi cumpleaños”,
“vamos en mi carro” o “yo manejo, tranquilo”.
Con mucha seguridad manifestamos
“yo te invito”, “nos vamos a medias”, “voy a salir con las chiquillas, nos
vemos después”, “¿vas a ir jugar?, qué disfrutés”.
Podemos entablar una relación de
amistad con alguien sin que exista sexo de por medio, igual si una persona nos
llama la atención, no hay nada de malo en acercarse e invitarlo a salir sin que
yo me sienta una mujer fácil o una desesperada por tener pareja.
Puedo decir “quiero una relación
formal” o “quiero una relación casual”, decidir si esa persona con la que estoy
la presento o no en sociedad.
Por convicción propia nos
cambiamos el look y compramos ropa más acorde con nuestra edad o profesión,
modificamos nuestros planes de vida, nos reconstruimos, nos levantamos y
buscamos ayuda cuando la necesitamos.
Le ponemos límites a las personas que constantemente opinan/critican lo que hacemos, no están de acuerdo con nuestra forma de vida, somos capaces de discernir qué contarles.
Le ponemos límites a las personas que constantemente opinan/critican lo que hacemos, no están de acuerdo con nuestra forma de vida, somos capaces de discernir qué contarles.
Así que estimada sociedad, cuando
se topen con una mujer que tomó una o varias decisiones que no son “normales” o
van en contra de las reglas, no piensen que es porque una pareja dominante las
obliga, sino que ella, en pleno uso de sus facultades mentales, dio el paso.
Sí, las mujeres decidimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario