"¡Qué
vergüenza!, ¿cómo se te ocurre, qué dirá la gente?", expresó una vez, casi
al borde de un infarto, una amiga cuando le sugerí que buscara a un psicólogo o consejero espiritual para que la ayudara con
cierto tema personal. Según ella, la gente la iba a señalar en el momento
en el que se enterara que asistía a terapia.
Así
como ella casi cae en cruz por mi consejo, hay muchas personas que se
privan de realizar alguna actividad, cumplir un sueño o tomar una decisión por
el "qué dirán".
Sí, la gente siempre va a hablar, siempre tendrá algo que decir, siempre tiene que expresar su opinión, se la pidan o no, con argumentos válidos o puras tonteras, pero no se pueden quedar callados y me atrevo a decir que la mayoría critica por envidia, porque uno se aventura a hacer lo que ellos no o solo por abrir la boca.
Habrá quienes te digan "creo que te estás apresurando", "me parece que deberías pensarlo mejor", hablan desde su propia experiencia "yo lo hice y me pasó lo siguiente", creo que uno aprecia más estos consejos, escucha y agarra para su saco.
Es cierto, en ocasiones nos suceden cosas que ni nosotros mismos nos creemos y que optamos por compartirlas con gente de nuestra confianza, como le sucedió a una excompañera de trabajo que se dio cuenta que su entonces novio con quien llevaba dos años de relación, estaba casado y con hijos, ella de inmediato terminó y su respuesta para los demás, porque la gente le preguntaba, era "caímos en la rutina, mejor dejarlo así".
Cuando
me contó la verdadera historia, le consulté por qué decía eso y me respondió
"primero, no es algo fácil de contar y segundo, ¿para qué me señalen como
roba maridos, la otra o duden si yo en realidad desconocía lo del sujeto ese?,
no gracias, ya de por sí es duro" y me parece que tiene razón.
Así que, viví tu vida, tomá tus decisiones, pensalas bien eso sí, elegí qué contás y a quién le contás, si tu sueño se sale de lo "lógico" no importa, vos mediste los riesgos, caminá con la frente en alto, si salió bien y sino también y que no te afecte el qué dirán, a fin de cuentas es tu vida, ¿o no?
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