Es el invitado de honor en las
fiestas de Navidad, no puede faltar, muchos lo aman, otros lo detestan, cada
quien lo juega a su estilo y le tiene distintos nombres: es el amigo invisible.
Todos tenemos anécdotas, al 50%
le ha ido bien, al 50% no tan bien, siempre está el detallista que se luce con
el regalito, el ingenioso que nos da pistas al mejor estilo del Código Da Vinci
para encontrar el cariñito, nunca falta al que se le olvidó, tampoco quien es
pone exquisito al pedir marcas o quien dice “lo que me quieran regalar”.
Tampoco falta el que juega de
Nancy Drew e investiga quién le regala a quien, algo que sinceramente no me
simpatiza, como que es meterse en lo que a uno no le importa, una vez en la
entrega del regalo final, vi a una persona que con lista en mano revisaba si
sus pronósticos eran correctos, recuerdo que alguien se molestó bastante.
Yo he tenido de todo tipo de
experiencias, estando en una fraternidad en uno de los tantos intercambios la
persona era en verdad especial con sus obsequios, hasta me hizo una especie de
poema simulando un pergamino y le puso una flor; el día del regalo final me
tocó pasar al frente, tomé el paquete con mi nombre y ¡sorpresa!: ella decidió
meterse al sitio web de mi equipo favorito de fútbol, imprimió todas las
páginas y las engrapó usando una especie de papel construcción, yo no hallaba
ni qué cara poner, realmente me sentí decepcionada.
Recién entraba a un trabajo, a
las dos semanas reparten los papelitos y me toca la jefa, ¡sí!, la jefa, así
que a esmerarme, creo que no me fue nada mal, quedó contenta con los todos los
cariñitos.
¿Y vos qué pensás del amigo
secreto?, a Sof González no le gustan los regalos baratos e indeseados, Rosa
Esmeralda dijo que a ella sí le gusta la actividad y que añora cuando el
obsequio era sorpresa, “ahora la gente deja lista de marca, color y hasta a donde
comprarlo, me parece horrible, se perdió el sentido de compartir”, le doy la
razón, si yo quiero algo de marca me lo compro, qué feo obligar a otro y menos
sin saber cómo están las finanzas de esa persona.
La lista es de gran ayuda, más
cuando no tenés ni idea qué dar, también confieso que en ocasiones veo algo que
creo le puede servir a él o ella y se lo agrego, hasta el momento nadie me ha
reclamado.
Por su parte Jorge Eduardo
manifestó que sí le gusta, genera un ambiente positivo y siempre le ha ido
bien, en cambio a Tatiana Rivera no es fans de esta actividad, “uno de esmera en los regalos y no siempre recibe lo mismo”.
A Karla
Lee le gusta, que exista lista de regalos y sólo una vez le
fue mal; misma opinión tienen Hazel Solís y Marcela Rojas, quien prefiere jugar en
grupos pequeños; a Katherine Ledezma se inclina por la actividad, confiesa que
nunca le ha ido bien, este año participa en dos, así que espera que la suerte
le sonría.
Para Sofía García el amigo
invisible ha perdido su objetivo el cual, según ella, siempre ha sido el que conocer
los gustos de la persona que te tocó y así conocerse todos un poco más.
“A mi sí me gusta y me ha ido bien
después del colegio, la lista
ayuda cuando no es taxativa (restrictiva) sino una guía”, indicó Helena
Azofeifa, aseguró que es importante pedirle a alguien que no juega el favor de
administrar el amigo secreto.
Rafael León ha tenido malas
experiencias, como darle a la persona que no quieras, que te pongan en la lista
sólo cosas imposibles de conseguir o que no pongan nada, “de hecho, una vez me
pusieron a conseguir algo que no existía sólo para molestar”, uy sí, no hay
cosa peor que regalarle a quien no te agrada y tras de eso, abrazarlo frente a
todos.
A Minor Delgado le simpatiza, le parece una forma de darle un
toque de expectativa a las fiestas, “sin embargo he tenido malas experiencias
donde se pone un monto mínimo y me regalan una cochinada que no vale ni la
mitad, por ejemplo la vez que era de ¢10 mil y me dieron un paño y un jabón, pero no puedo negar que me han
tocado buenos regalos también”.
“A mí no me gusta, participé en
algún momento y lamentablemente no vi equidad, algunos muy preocupados y
esmerados con sus regalos y otros tristemente se notaba el poco cuidado,
incluso me tocó ver a alguien que le dieron algo que estaba usado”, contó Maga
Mora, ¡¡qué feo por Dios!
Como ven, las experiencias son
buenas y malas, pero creo que el chiste del regalo es dar algo útil, que la
persona pueda usar y si hay lista, no nos pongamos exquisitos en pedir marcas,
tampoco el abuso.
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