miércoles, 30 de diciembre de 2020

Lo que debo aceptar


 


Para mi ir de compras nunca ha sido fácil, mis medidas y mis amigas 38 C impiden que vaya a una tienda normal, tengo que ir a una talla plus y peor cuando últimamente me dicen “este es el departamento juvenil, el de señoras está por allá”, ¿señora?; ¡pero si me acabo de teñir las canas!!

Es normal que al acercarse el fin de año, hagamos una lista de propósitos los cuales cumpliremos la mitad y si hay algo que este 2020 nos enseñó es que nada, pero nada está escrito en piedra y que en cuestión de segundos, todo cambia.

Recuerdo que en una de mis tantas sesiones con la psicóloga, hice una lista de metas, las cuales incluían mi sueño de volver a usar una blusa M, claro, la última vez que me puse una, tenía 13 años.

Cada 30 o 31 de diciembre, hacemos una lista de propósitos, tenemos nuestros rituales de año nuevo, pedimos a Dios en medio del jolgorio que nos ayude a cumplirlos, pero como me dijo mi querida psicóloga una vez “a veces, tenemos que hacer la paz con lo que no nos gusta y aceptarlo”.

Yo sé que por más dietas y ejercicios que haga, nunca volveré a una talla M y me tocará ver de lejitos la ropa más linda; que por más que me tiña el cabello, ya 40 años se notan.

Para el 2021, más que metas, deseo que el Padre Bueno me brinde la fuerza necesaria para aceptar lo que no puedo cambiar (una de las frases de la oración de la serenidad), hacer las pases y decir “next!”

Y vos, ¿ya aceptaste lo que no podés cambiar?

 


sábado, 28 de noviembre de 2020

Las enseñanzas del 2020

 




Recuerdo que el 1 de enero en la madrugada veía el juego de pólvora, le decía feliz año a los vecinos y me reía viendo a los del frente dando vueltas a la cuadra con la maleta en la mano.

Esa primera mañana del año fue muy linda y diferente, ya que el burbujo y yo compartimos con los vecinos y sus familias.

Y apenas nos estábamos acomodando al 2020, cuando la Covid-19 nos vino a cambiar los planes a todos, de repente nos tuvimos que encerrar, dejar de ver a nuestra familia y amigos, aprendimos el término burbuja social.

Poco a poco comenzamos a ver las consecuencias de un virus que se apoderó de toda nuestra rutina: unos fueron cesados de sus trabajos, a otros les redujeron el salario, más de uno fue a parar a trabajar a la casa sin siquiera tener un espacio adecuado.

Dejamos de ver a unos, pero pasamos a convivir 24/7 con otros. Planes de viajes, compra de carro, casa, boda, graduación quedaron postergados.

¿Qué me enseñó este 2020?, primera lección y dura, que no todo está escrito en piedra, cosa complicada que una freak del control como yo en-tien-da. Me enseñó a apreciar muchísimo más un abrazo, la cercanía, los momentos en familia, con los amigos. Que no está mal ahorrar (bueno, aunque yo soy devota de la virgen del codo).

A darle gracias a Dios más que nunca, porque no solo tengo salud, un techo y comida, también mi familia está completa.

¿Y a vos, qué te enseñó este 2020?


domingo, 31 de mayo de 2020

Los 40 en cuarentena



Quienes me conocen saben que amo celebrar mi cumple, ese es el día que planeo con mucho cuidado meses antes, hago y deshago en  mi cabeza, ahorro para poder cubrir todos los detalles y gastos (sí, probablemente soy la única persona en este mundo que no espera que la inviten y le paguen la cuenta, como manda la norma social).

Pero en 2020 llegaba a los 40 y pasaba copiando ideas de otras fiestas, por lo que el plan era aún más especial, tenía que ser LA celebración, porque eran los 40.

El Covid-19 me vino a cambiar todos mis planes, algo que una freak del control como yo no puede manejar de buena manera, pero me decía “ok estamos en marzo, puede que en mayo ya la cosa cambie”.

Sin embargo conforme avanzaba el virus y las medidas, me fui haciendo a la idea que la celebración sería 100% in house.

Pero también otros dos temas rondaban mi cabeza, el primero es que hace unos 10 años yo organizaba una fiesta, invitaba unas 20 personas y llegaban, a veces uno que otro paracaidista, pero muchos se casaron, llegaron los hijos, cambiaron prioridades o su amistad conmigo ya no era tan fuerte como antes, por lo que el grupo comenzó a disminuir.

Segundo, en esta situación actual y aunque por un milagro las medidas de distanciamiento las hubieran levantado, ahorita las personas tienen miedo y están limitando su presupuesto, por lo que si antes el grupo era reducido, hoy lo hubiera sido más porque la salud es lo primero y eso nadie lo discute.

En fin, no tuve la fiesta por la que casi pago, ni el día de spa y ni tampoco el viaje que durante años soñé, no, no tuve el cumple que quería, sino el que Dios quiso: llena de detalles, en casa con mi burbujo disfrutando de una deliciosa cena hecha por él, llamadas, videollamadas, Zoom, abrazos a la distancia.

Sí, me hicieron falta los abrazos, la celebración con mi familia, eso es algo que el Zoom no puede darte, porque nada como el calor del hogar, pero todos estamos completos y sanos, ya ahorita nos vemos otra vez tomando todas las medidas del caso.

Sí, fue un cumple diferente, un cumple que me enseñó a no planear tanto el mañana, ya que definitivamente no sabemos qué pasará, a dejar de cubrir todas las bases pensando en que solo yo sé lo que quiero y dejar que las cosas sigan su curso.

Debo admitir que contra todos los pronósticos, este ha sido de los mejores cumpleaños y es que si hay algo que el Covid-19 nos está enseñando es disfrutar del silencio, de la familia y de las pequeñas cosas.


domingo, 10 de mayo de 2020

La tolerancia en tiempos de Covid-19



"Debemos acostumbrarnos a una nueva normalidad", esta frase la repiten hasta el cansancio las autoridades de salud y de Gobierno, dando a entender que el Covid-19 cambió toda nuestra rutina.

Pasamos del corre corre diario a estar, la gran mayoría, 24 horas metidos en la casa con nuestros familiares, de reuniones en casa de familia y amigos a videollamadas, tuvimos que suspender el regreso a las aulas, la apertura del negocio, la boda, la fiesta de cumple, el viaje, la graduación de la u, la ceremonia de incorporación, etc.

Unos tuvieron que cerrar negocios y suspender contratos, otros más bien han incrementado sus ventas y ofrecieron nuevos servicios, como el express.

Hace unas semanas entrevisté a una psicóloga quien apuntó que de esta crisis debemos salir mejor personas, yo diría que también más tolerantes y aceptar a los demás como son, sin embargo, leyendo comentarios en redes sociales, veo que estamos pero años luz de ese cambio interior, unos ejemplos:


  • Críticas porque hay quienes se alegran de ver un especial de "A todo dar"
  • Porque en lugar de llevar un curso de macroeconomía avanzada, ven tutoriales de tejido, pintura en tela, maquillaje o cómo hacer helados de palito
  • Publican vídeos de tik tok y no un curso de física cuántica
  • Les llena de esperanza un nuevo recorrido de la Virgen de los Ángeles
  • Linchan a quienes salen a la calle a trabajar, porque "tienen" que estar en sus casas
  • Etc, etc, etc
Señores, cada quien enfrenta este momento tan tenso como quiere: si para usted es más relajante y divertido buscar en youtube cómo hacer jabones, en lugar de un curso académico,¡excelente!, si siente que bota el "estrés" con el tik tok, ¡bien!, si para usted o alguno de sus familiares ese vuelo renueva sus fuerzas, ¡maravilloso!

Aprendamos a soltar, aprendamos a respetar los gustos de los demás, a preocuparme por mí en lugar de estar vigilando la vida del otro, porque si hay también otra lección que esta locura nos está dando, es ver con quién en realidad cuento y quién suma a mi vida en lugar de restar.

viernes, 17 de enero de 2020

No todo es culpa del PAC




Primero: NO SOY PACLOVER, NI PRO PAC, NI CHARLI LOVER.

Dejando claro esto, comienzo: en estos días he leído en algunos medios, en especial los que no son afines al PAC, que comunican el cierre de locales de comida, como es el caso de Applebee’s, Diverso en Cartago y ahora una pizzería en el cantón de Mora, y en muchos de los comentarios, la gente por variar culpa al gobierno, pero el tema va más allá.

En casi cuatro años que llevo con la revista, el 90% de los dueños de locales son emprendedores quienes se quedaron sin trabajo o su sueño de toda la vida fue tener un negocio de comida y lo montaron sin tener conocimiento alguno en el área, igual en el tema de administración.

Recientemente estuve en un taller para emprendedores y el profesor nos dijo que uno de los errores principales es no investigar, saber si me producto es necesario para el mercado, cómo está la competencia y no asesorarse en temas desconocidos para el interesado.

Sí, en este país la tramitología ahoga y cada municipalidad es un mundo aparte; sí, la carga social es altísima, pero por eso hacés tus números antes, para saber si la cobija te da para pagar dos o tres salarios, recibos, alquiler y demás; las estadísticas dicen que una micro empresa dura cinco años en consolidarse.

Uno de los negocios reclamó a que la municipalidad no les ayudó con la publicidad, cada vez que Luis y yo íbamos a entrevista le decíamos al dueño que nos enviara la información y gratis la subíamos a la página, ¿saben cuántos lo hicieron?: CERO.

Recuerdo que una vez me encontré con una muchacha que tiene o tenía un negocio de salsas y me enseñó una página full color en una revista cuyas tarifas son altísimas, ella me dijo que pagó la mitad y la otra la dio por canje, igual le propuse que nos mandara la información y su respuesta fue: “es que ellos son importantes y me dan más publicidad”.

¿Qué no hay plata en el país?, no lo sé, porque veo los locales llenos de comensales.

Si vos querés comenzar un negocio, de lo que sea, buscá el consejo de quienes ya tienen uno, asesorate en la materia, en el país contamos con incubadoras de negocios, son herramientas super importantes, pero dejá de lado el “sueño de mi vida” y averiguá si en realidad el producto o servicio ES necesario en el mercado.

Que los negocios cierren no es exclusivo de 2020, siempre ha pasado y culpar al gobierno de turno es la salida más sencilla, tampoco es responsabilidad 100% de las cadenas extranjeras de comidas rápidas, sino de una serie de factores y a veces quien no se moderniza, se queda en el camino.