miércoles, 22 de junio de 2016

La quejadera

Todos nos quejamos, no estamos conformes con el gobierno, con la municipalidad, las presas, el costo de la vida, etc, etc, etc, etc.

Este parece ser el deporte favorito de los ticos, hay personas cuyo único tema de conversación son sus constantes inconformidades, nada, pero nada les gusta, nunca le podés quedar bien, es la víctima del mundo, sí, hay cosas que tienen que mejorarse, pero, ¿todo está mal?

Tengo una familiar que vive en el extranjero y le gustaba quedarse en mi casa, nosotros no tenemos carro (ya canso con este cuento), hace dos años instalamos wi fi, desde hace  no me acuerdo cuánto tenemos el internet normal, vivimos en Coronado, eso ella lo sabe y un día reclamó: “es que aquí no hay carro y yo no puedo trasladarme, en este casa no hay wi fi, la conexión de la computadora es muy lenta, hace mucho frío, aquí es larguísimo, el camino muy peligroso, nada puede venir a visitarme” y yo harta le contesté: “si tanto le incomoda, no venga”. Igual seguía hospedándose, igual seguía quejándose.

Pegamos el grito al cielo porque las tarifas de servicios públicos aumentan, pero corremos al almacén a sacar a crédito los televisores y los celulares más caros, ah y también reclamamos porque los intereses nos ahogan.

Una vez en una charla un amigo comentó: “cuando se trata de criticar, nos sobran las palabras, pero cuando se trata de decir lo bueno solo decimos ‘todo está bien’ y nos quedamos cortos”, y es tan cierto, cuántas veces en una evaluación, sea de un curso de la universidad, un paseo, de una actividad, lo que sea, se nos seca la garganta enumerando lo que según nosotros no estuvo a la altura; ¿y decimos algo positivo?

Sí, hay cosas que tienen que mejorar, sí, no todo es color de rosa, ¿pero todo es tan malo?, no lo creo, así que antes de quejarnos, pensemos un poquito en lo mucho que tenemos y si hay algo que nos molesta, busquemos una solución y punto.



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