Este es fue el único título decente
que se me ocurrió y léase en tono sarcástico por favor, una amiga muy querida
me dijo “yo no tengo Facebook, me vuelve loca”, me llamó la atención su
comentario, es una persona joven y no cayó en esa moda, bien por ella, hay
personas que no les gustan las redes sociales y está en su derecho.
Esta semana fue particularmente
movida, primero el domingo con la muerte repentina de Gabriel Badilla: las
palabras de propios y extraños, los pésames, los que estaban cansados de tanta
habladera de la muerte de alguien que ni conocían, del tema del vídeo de
Fabiola Herra, el circo tan terrible que se suscitó después de eso, las
críticas de miles de extraños hacia la familia, una familia que tuvo que correr
para darle sepultura a un ser querido y no entendía qué pasó o qué estaba
pasando.
Luego un medio electrónico posteó
una imagen de los terribles insultos hacia la pareja de Badilla, ¡Dios!, mis
ojos no daban crédito a la cantidad de atrocidades que la gente le escribió,
ojo que no la conozco, la culpaban de
una decisión que, disculpen, pero SOLO a la familia, es decir mamá, papá y
hermanos le compete, no a la afición, no a los metiches, no a usted, no a mí.
Después #Otto, la mayoría aplaudía
al gobierno, a su accionar, las medidas preventivas, hacía un llamado a la
calma, a no escuchar los rumores que acéfalos esparcían en las redes y WhatsApp,
creo que los #LuisGuihaters estaban tristes porque el Presi no se tomó selfies
y se quedaron sin argumentos para criticarlo.
En medio de la emergencia, un
contacto mío expresó en su muro su molestia por comentarios hirientes que
algunos “lectores” hicieron ante la noticia que Ariel Ary, atleta de Olimpiadas
Especiales, necesita recolectar $10 mil para asistir a los juegos de Austria
2017, donde por cierto fue elegido por la organización.
Otro té de tilo: lo trataron de
payaso, chiquito de mami, mongolito, pedante, caprichoso, que no ocupa la plata
porque es millonario, que sus papis le financien el viajecito, que hay
necesidades reales y mi favoritas donde maldecían su religión.
Imagino que
todos los críticos son deportistas élites, tienen sus casas llenas de medallas,
su cuenta bancaria sostiene a la entidad y seguro cuando aquella tica salió
concursando en el latin karaoke aidol
no dieron ni un cinco ni mandaron mensajitos “apoyando” al “orgullo nacional”
del cual ya nadie se acuerda ni ha hecho nada por el país.
Volvamos a #Otto, como en otras
emergencias Facebook habilita la opción de decir que el usuario está bien,
¡otra criticadera!, “polos, ridículos, bañazos”, etc, hasta un meme sacaron,
usar esa opción puede ser polo, aunque la verdad no sé qué es más bañazo: si
avisar que estoy bien porque mi país está en la mira de un huracán que cuando
le da la gana cambia su trayectoria o publicar que me comí una hamburguesa, las
birras que me tragué, cómo me quedó el manicure (algunos parecen maquetas de
carroza del festival de la luz), la foto de piquito con el tinieblo, foto
frente al espejo de cuerpo entero luciendo la última colección de american
chuicas, en el bus rumbo a donde sea, el gane del equipo de mejenga del barrio,
lo “cul” que me veo en el gimnasio, la medalla que gané en la carrera de la
leche y las galletas, etc, etc, etc.
Después el enojo porque nada pasó,
solo payasadas, solo simulacro, a ver mis reyes, Costa Rica no es el Valle
Central, son 51.100 kilómetros cuadrados, la Zona Norte está INUNDADA, hay
confirmados hasta el momento en que está entrada se publicó diez muertos,
pueblos destruidos, pérdidas en cosechas, o sea, no fue un simulacro ni excusas
para dar vacaciones.
Sí, este es un país libre, sí hay
derecho de expresión, sí es su muro, es su opinión, es su parecer, es su
sentir, pero, ¿por qué ser a veces tan mezquinos?, y no solo eso, muy valiente
para escribir, pero ¿lo puedo decir de frente, de forma racional y sostener mis
argumentos?, eso sería bueno verlo y escucharlo.
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