“¡Qué necios con ese tema!”, expresó una conocida mía, ella estaba muy molesta por el debate de la fecundación in vitro, no la
apoya, sentía que le faltaban al respeto a sus creencias, “hay cosas más
importantes en este país”, me decía.
“Sí y este tema lo es, es
nacional y tarde o temprano se va a resolver”, le contesté, ella me retiró el
habla, ¡vieran cómo sufrí! (por aquello es sarcasmo), días después la Corte
Interamericana se pronunció.
Así como ella, existen muchas
personas que simplemente no soportan que se les hable de temas que no son de su
agrado, por las razones que sea, comprendo que FIV es un asunto delicado, pero
cuando se menciona algo, aunque a uno le parezca intrascendente, hay quienes
estallan y demuestran tolerancia cero.
Les cuento otro caso, correr se
ha convertido en moda y eso no está mal, la gente practica deporte, frente a
una persona aficionada al mismo menciono eso precisamente, que es el deporte de
moda y no tienen una idea de lo enojada
que se puso, furiosa me exigió una disculpa por “insultarla”.
“¡Pero cómo se te ocurre!”,
escuché otro día en un lugar, dos muchachas discutían y la razón, por lo que
pude vinear era porque una de ellas se iba a casar y junto a su novio
declinaron de la famosa sesión de fotos de compromiso, argumentó que era un
gasto que no querían hacer. La otra chica se sulfuró, gritaba, era inevitable
oírla, ella sí sacó sus fotos, disfrutó la sesión, soñaba con esa tradición,
etc, etc, etc.
Una vez en un grupo de oración
expresé que no tengo intenciones de casarme ni tener hijos, no me gustan los
oficios domésticos y no me precisa un novio, pues para qué fue aquello: una
doña se molestó porque ella sí cocina (la felicito), otra histérica comentó que
ella sí desea un novio (su único tema de conversación por cierto) y hasta
asistía a talleres de la iglesia para saber cómo reconocer a su media naranja y
luego otra me gritó porque la estaba insultando, según las tres guardianas de
las buenas costumbres yo no me comportaba como una mujer normal, tradicional y
cristiana.
Pregunto, ¿cuál es el problema de
tener una opinión diferente?, ¿tanto drama se tiene que armar porque una
persona te diga “no estoy de acuerdo”?, el vacilón es que muchas veces cuando
le pedís a alguien que te argumente por qué está a favor o en contra, el 90% se
queda sin palabras, es casi imposible que construyan una oración coherente, lo
que me hace pensar que se apoya o se critica un tema solo porque sí.
Este es un país libre y cada
quien tiene derecho a su opinión, si alguien está en mi “contra” no lo hace mi
enemigo y cuidado con lo que expreso en persona o en redes sociales, ya que de
la abundancia del corazón habla la lengua.
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