jueves, 16 de julio de 2015

Papá Estado versus empresa privada

Mi mamá nació en Panamá, ella creció junto a las esclusas de Miraflores, gracias a que mi abuelo consiguió un trabajo con la Autoridad del Canal vivían bien, no con lujos, pero bien, con techo y comida. Quien trabajaba con el Canal, es decir, con el gobierno de Estados Unidos, tenía salario fijo, aumentos y privilegios, quien trabajaba con el Estado, recibía sueldos casi de hambre.

Cuando vino a vivir aquí de forma permanente, entró a una institución pública, se quedó asustada que papá Gobierno fuera tan buen patrono y gracias a ese salario, nunca nos faltó comida, techo, estudio y uno que otro lujo. 

Mi hermano también trabaja en esa institución, varias veces los escuchaba hablar del aumento de la categoría x, de la categoría no se qué; a mi mamá por lo menos por su puesto le tocó trabajar muchos 24, 25 y 31 de diciembre, muchos días de la madre, más de un 1 de enero estaba lista a las 6 am para irse. 

Sí, laborar en el sector público tiene sus ventajas y las convenciones colectivas suscritas por esa cúpula casi sagrada llamada sindicato infla en ocasiones aún más las mismas. 

Otto Guevara, diputado del Movimiento Libertario, sacó a la luz un eterno tema de discusión: los altos salarios y tomó como ejemplo a una universidad y dos entidades, ya un medio de comunicación publicó la remuneración devengada por misceláneos, choferes, acomodadores de cines, entre otros puestos que, en apariencia, no son considerados profesionales. Y claro, en medio de una crisis de desempleo la gente pega el grito al cielo.

Pero este pleito no es nuevo, siempre ha existido un sector de Costa Rica que defiende a ultranza las empresas estatales, mientras otro las ataca.

Sí, existen diferencias entre ambos mundos; sí, que el Estado abra nuevas plazas cuesta un mundo; sí, casi el 100% de los nuevos trabajos son de empresas privadas; sí, a veces hay personas que ingresan a la pública como interinos y pasan años así. 

Este tema de los salarios parece cacería de brujas y pleito de chiquitos de kinder: nadie pone en tela de juicio los derechos laborales, si los salarios no son los correctos, entonces que los publiquen; es verdad, en el sector privado hay patronos que evaden el fisco y pagan cada miseria que te dan ganas de llorar, pero también existen empresas responsables que cumplen con la ley, que le dan becas a sus colaboradores o suscriben acuerdos con otras compañías para tener beneficios.

Señores, papá Estado ya no da, está en cuidados intensivos y no es culpa de Luis Guillermo Solís, Laura Chinchilla ni de nadie, simplemente creció de una forma desproporcionada, hay leyes que contradicen reglamentos, los sindicalistas agarraron tanto poder que son prácticamente inamovibles de sus puestos y que cuando les da la gana, se tiran a la calle a estorbar a los demás.

Que se revisen las convenciones colectivas, que se pase tijera a presupuestos y departamentos que nadie sabe qué hace, que se redefinan funciones para ser más eficientes, ¿acaso no nos pasamos quejando de la burocracia?.

Dejemos los ataques de lado, insisto, en ambos bandos nos encontramos a la doña que come papaya y encontramos a personas eficientes. Revisemos finanzas, todos vivimos en este país y todos nos beneficiamos tanto de papá Estado como de la empresa privada.

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