"No,
sí yo soy toda experta en despido, hasta maestría tengo", me
dijo una vez una amiga, ella me contó su historia laboral, le pregunté si le
interesaba compartirla en el blog y aceptó, siempre que no publicara su nombre,
así que les dejo su relato, una radiografía de lo que pasa actualmente, de ese
trago amargo llamado despido.
"Me
costó un poco pero me coloqué en una compañía, no era la mejor ni el salario la
gran cosa, pero recién graduada de la u, era una fortuna; renuncié porque nos
atrasaban mucho el pago, a veces pasaba hasta tres meses. Seguí con los
estudios y entré a otra, ahí me topé con una jefa nada agradable, pero me
gustaba lo que hacía, tenía muchos problemas con la señora esta y a los nueve
meses me llamaron a Recursos Humanos y me dieron la carta, así, sin más, sin
explicaciones, la chavala de RRHH estaba super apenada, la otra feliz, creo que
disfrutaba decirme que mi trabajo fue de lo peor; la carta me la dieron al
medio día, nunca se me olvidará, así que aproveché la hora del almuerzo para
recoger los tiliches e irme.
Hice
varios freelance hasta que conseguí otro, me gustaba mucho ese lugar, de nuevo
me enamoré del trabajo, pero al año me despidieron argumentando que mi
rendimiento no fue bueno y que tenía muchos problemas de conducta, de los
cuales ni sabía, otra vez la carta, otra vez el cheque de la liquidación, otra
vez con las canguro para mi casa.
Volví a
colocarme y se repitió la situación, aunque aquí no me dolió tanto porque el
ambiente era tan tenso que el despido fue un alivio, claro, no dejó de ser
duro.
Mirá, que
te den la carta es un golpe muy fuerte, es que imaginate lo que es salir a
trabajar normal, pasar el día haciendo lo tuyo y que a finales del día, como me
sucedió en los dos últimos, te digan 'qué
pena con vos, pero tenemos que prescindir de tus servicios" y
peor si no te dan preaviso, o sea agarre sus cosas y jale, llegar a la casa y
decirle a tu familia 'me despidieron', recibir mensajes de excompañeros
asombrados con la noticia y darte cuenta que hay una persona en tu lugar, es
decir, el despido no fue una decisión tomada de un día para otro, se tomaron el
tiempo de buscar a alguien pero a uno se lo dicen el mismo día, y a veces
ni sabés qué hiciste, a quién molestaste tanto que pidió tu cabeza.
Un día iba
en el bus y una muchacha le contaba a otra que trabajaba en x lugar y que un
viernes la llamaron para decirle 'chao', la amiga le preguntó por qué y
ella contestó 'así son ahí,
pero como lo hacen con responsabilidad patronal y pagan todo, ¿qué puede uno
alegar?'
Pocos lo
saben, por eso te dije que no quiero poner mi nombre, quienes sí están
enterados a veces me decían que fuera a la Basílica de los Ángeles a echarme
agua bendita, llegué a pensar que tenía algo malo, la gente tiene que conectar
la lengua con el cerebro, ¿cómo %$&;(/$··$ se te ocurre decirle a alguien
que está salado?
Si los que están leyendo esto tienen gente conocida desempleada, por favor no les digan 'vaya a un call center, aplique aquí, móntese su negocio, en las tiendas siempre ocupan', esos consejos llegan a estresar.
Ojo al calvario: uno aplica, manda correos, saca
fotocopias de los papeles, va a entrevistas, tras de eso en muchos lugares
tenés que llenar una hoja con tus datos personales, sí, los mismos que ya
pasaste en el currículum, el cual también te hacen imprimir por cierto; hacer
pruebas psicológicas, psicométricas o como se llamen, repitís la misma historia
una y mil veces 'me llamo fulana, vivo en, soy tal', etc, etc, etc, etc, etc.
Claro que
en las tiendas buscan y todo trabajo es honrado, pero llegar una con su título
universitario a pedir brete para vender ropa o zapatos, ni siquiera te lo van a
dar, y ni modo que una mienta y diga que está estudiando.
Ah, otra cosa, las ferias de empleo tampoco son lo mejor, ¿sabés lo que hacen ahí?, primero cobran entrada, en unos dicen que están actualizando la base de datos, en otros que si tenés el CV en x o y página ellos lo buscan ahí y los que sí están reclutando gente te dan la dirección electrónica para que mandés tus datos.
Otra cosa que me sacaba de quicio era el 'dele gracias a Dios que no tiene hijos ni deudas, que sus papás la apoyan, hay otros en peor situación', sí, nadie dependía ni depende de mí económicamente, mis papás me ayudaban y le hicieron frente a lo que paga en la casa, cierto, no tengo hijos, pero esas palabras me hacían sentir como si no tuviera derecho a tener un salario.
Gracias
a Dios mi situación se normalizó, pero extremo precauciones
como ahorrar más que antes, sí, uno queda traumado, cuando me llaman a la
oficina del jefe pego un brinco que no te imaginás, cuando me entero que
alguien es despedido me muerdo la lengua y evito preguntar qué pasó y qué va a
hacer, porque me veo en esa persona.
Algunos,
como mis papás, tienen la suerte de que trabajaron toda su vida en una sola
empresa y están a punto de pensionarse, otros más bien renuncian para irse a
otro lugar, y otros como yo tenemos una maestría en despido, no es algo lindo,
pero es parte de la vida"
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