viernes, 31 de julio de 2015

¡Tenemos qué vernos! Parte 2

Se alinearon las estrellas, los astros y los planetas, logramos encontrar un espacio en las apretadas agendas, un sitio que digamos cuenta con el beneplácito de la mayoría y se fijó una hora, ¡aleluya!, todo parece indicar que al fin nos veremos, sin embargo:

  •         A uno de los invitados le parece incómodo el sitio de encuentro: “¿por qué no vamos a otro lugar más cerca?”, pero  no da opciones.
  •      Sí, nos vemos a X hora, pero que alguien llegue primero que yo  porque qué bañazo estar ahí solo y menos cuidando mesa… y hay quienes aparecen media hora o 45 minutos después, como la mayoría.
  •       “Claro, avísame y yo me acomodo”, dice a quien siempre se le notifica  pero nunca llega.
  •     “¡Qué lindo, cuenten conmigo!”, expresa quien confirma y requeté confirma asistencia y brilla por su ausencia.
  •   Tampoco falta quien comente para sus adentros “uy qué pereza, siempre fulanito organizando algo, ¿será que no tiene vida?” y por eso no va.

Me pregunto si cuando a algunas de las personas descritas arriba las invitan a un té o boda salen con eso, ya me imagino la escena:
  • “¿Podés cambiar la fecha de tu matrimonio?, es que ese día no puedo”
  •  “El salón donde vas a hacer tu té me queda larguísimo, aquí por mi casa hay uno que se ve decentito”
  •  “Uy no, ese hotel es demasiado fino, ¿por qué mejor no hacés la recepción en el salón del barrio?”

 Lo sé, estoy hablando de cosas totalmente opuestas y mis respuestas son exageradas, pero tengo curiosidad por saber si se portan así.

En fin, como lo comenté en la primera parte*, sí, qué lindo vernos, qué bonito conversar, recordar viejos tiempos y hablar de los nuevos, ponerlos al día, encontrarnos  cara a cara, no por medio de mensajes de texto, chats o redes sociales, así que, dejemos los peros, no seamos pura paja y reunámonos.

¡Ah!, y si no te simpatiza que fulano sea siempre quien coordine,  entonces tomá vos la iniciativa, no creo que se enoje, tampoco organizar una salida es algo complicadísimo, porque sí, tenemos que vernos.

*http://ritacastrov.blogspot.com/2015/05/tenemos-que-vernos.html

domingo, 19 de julio de 2015

Con todos menos uno

Típico, ya sea en el trabajo, la universidad, grupo de la iglesia, de clases de baile, de lo que sea, siempre hay una persona que parece es el centro de atención y se lleva con todos, con todo menos con uno.

Falta de química, dirían unos; no lo conocés bien, asegurarían otros; y hacés tu mejor esfuerzo para tratar a esa persona, pero hay algo que te impide hacer click con él o ella.

"Decime la verdad, ¿por qué no te cae bien mi amiga?", preguntó una vez una muchacha a una excompañera de la u mientras esperábamos el bus: "no mirá, ella me cae bien, solo que no hay mucho tema de conversación"; la chica se fue, nosotras seguimos en la parada y yo no me quedé con la duda "¿no hay tema de conversación o hay algo más?"; mi excompañera respondió: "lo que pasa es que fulanita es una persona de cuidado, esa mujer le mete el puñal a cualquiera".

¿Será que las personas les muestran a unos una cara y a otros les enseñan  una diferente?, puede que ese sujeto tan amable nos haya hecho algo que nos resintió y preferimos no tener relación, puede que tenga ciertas actitudes que nos molestan y eso hace que guardemos la distancia; incluso un desacuerdo en algunos temas provoca un distanciamiento.

Muy sensible, quisquilloso, exagerado, extremista o delicado, ¿qué hace que todos, menos yo, se lleven bien con alguien?, ¿qué opinan?


jueves, 16 de julio de 2015

Papá Estado versus empresa privada

Mi mamá nació en Panamá, ella creció junto a las esclusas de Miraflores, gracias a que mi abuelo consiguió un trabajo con la Autoridad del Canal vivían bien, no con lujos, pero bien, con techo y comida. Quien trabajaba con el Canal, es decir, con el gobierno de Estados Unidos, tenía salario fijo, aumentos y privilegios, quien trabajaba con el Estado, recibía sueldos casi de hambre.

Cuando vino a vivir aquí de forma permanente, entró a una institución pública, se quedó asustada que papá Gobierno fuera tan buen patrono y gracias a ese salario, nunca nos faltó comida, techo, estudio y uno que otro lujo. 

Mi hermano también trabaja en esa institución, varias veces los escuchaba hablar del aumento de la categoría x, de la categoría no se qué; a mi mamá por lo menos por su puesto le tocó trabajar muchos 24, 25 y 31 de diciembre, muchos días de la madre, más de un 1 de enero estaba lista a las 6 am para irse. 

Sí, laborar en el sector público tiene sus ventajas y las convenciones colectivas suscritas por esa cúpula casi sagrada llamada sindicato infla en ocasiones aún más las mismas. 

Otto Guevara, diputado del Movimiento Libertario, sacó a la luz un eterno tema de discusión: los altos salarios y tomó como ejemplo a una universidad y dos entidades, ya un medio de comunicación publicó la remuneración devengada por misceláneos, choferes, acomodadores de cines, entre otros puestos que, en apariencia, no son considerados profesionales. Y claro, en medio de una crisis de desempleo la gente pega el grito al cielo.

Pero este pleito no es nuevo, siempre ha existido un sector de Costa Rica que defiende a ultranza las empresas estatales, mientras otro las ataca.

Sí, existen diferencias entre ambos mundos; sí, que el Estado abra nuevas plazas cuesta un mundo; sí, casi el 100% de los nuevos trabajos son de empresas privadas; sí, a veces hay personas que ingresan a la pública como interinos y pasan años así. 

Este tema de los salarios parece cacería de brujas y pleito de chiquitos de kinder: nadie pone en tela de juicio los derechos laborales, si los salarios no son los correctos, entonces que los publiquen; es verdad, en el sector privado hay patronos que evaden el fisco y pagan cada miseria que te dan ganas de llorar, pero también existen empresas responsables que cumplen con la ley, que le dan becas a sus colaboradores o suscriben acuerdos con otras compañías para tener beneficios.

Señores, papá Estado ya no da, está en cuidados intensivos y no es culpa de Luis Guillermo Solís, Laura Chinchilla ni de nadie, simplemente creció de una forma desproporcionada, hay leyes que contradicen reglamentos, los sindicalistas agarraron tanto poder que son prácticamente inamovibles de sus puestos y que cuando les da la gana, se tiran a la calle a estorbar a los demás.

Que se revisen las convenciones colectivas, que se pase tijera a presupuestos y departamentos que nadie sabe qué hace, que se redefinan funciones para ser más eficientes, ¿acaso no nos pasamos quejando de la burocracia?.

Dejemos los ataques de lado, insisto, en ambos bandos nos encontramos a la doña que come papaya y encontramos a personas eficientes. Revisemos finanzas, todos vivimos en este país y todos nos beneficiamos tanto de papá Estado como de la empresa privada.

domingo, 5 de julio de 2015

Máster en despido

"No, sí yo soy toda experta en despido, hasta maestría tengo", me dijo una vez una amiga, ella me contó su historia laboral, le pregunté si le interesaba compartirla en el blog y aceptó, siempre que no publicara su nombre, así que les dejo su relato, una radiografía de lo que pasa actualmente, de ese trago amargo llamado despido.

"Me costó un poco pero me coloqué en una compañía, no era la mejor ni el salario la gran cosa, pero recién graduada de la u, era una fortuna; renuncié porque nos atrasaban mucho el pago, a veces pasaba hasta tres meses. Seguí con los estudios y entré a otra, ahí me topé con una jefa nada agradable, pero me gustaba lo que hacía, tenía muchos problemas con la señora esta y a los nueve meses me llamaron a Recursos Humanos y me dieron la carta, así, sin más, sin explicaciones, la chavala de RRHH estaba super apenada, la otra feliz, creo que disfrutaba decirme que mi trabajo fue de lo peor; la carta me la dieron al medio día, nunca se me olvidará, así que aproveché la hora del almuerzo para recoger los tiliches e irme.

Hice varios freelance hasta que conseguí otro, me gustaba mucho ese lugar, de nuevo me enamoré del trabajo, pero al año me despidieron argumentando que mi rendimiento no fue bueno y que tenía muchos problemas de conducta, de los cuales ni sabía, otra vez la carta, otra vez el cheque de la liquidación, otra vez con las canguro para mi casa.

Volví a colocarme y se repitió la situación, aunque aquí no me dolió tanto porque el ambiente era tan tenso que el despido fue un alivio, claro, no dejó de ser duro.

Mirá, que te den la carta es un golpe muy fuerte, es que imaginate lo que es salir a trabajar normal, pasar el día haciendo lo tuyo y que a finales del día, como me sucedió en los dos últimos, te digan 'qué pena con vos, pero tenemos que prescindir de tus servicios" y peor si no te dan preaviso, o sea agarre sus cosas y jale, llegar a la casa y decirle a tu familia 'me despidieron', recibir mensajes de excompañeros asombrados con la noticia y darte cuenta que hay una persona en tu lugar, es decir, el despido no fue una decisión tomada de un día para otro, se tomaron el tiempo de buscar a alguien pero a uno se lo dicen el mismo día, y  a veces ni sabés qué hiciste, a quién molestaste tanto que pidió tu cabeza.

Un día iba en el bus y una muchacha le contaba a otra que trabajaba en x lugar y que un viernes la llamaron para decirle 'chao', la amiga le preguntó por qué  y ella contestó 'así son ahí, pero como lo hacen con responsabilidad patronal y pagan todo, ¿qué puede uno alegar?'

Pocos lo saben, por eso te dije que no quiero poner mi nombre,  quienes sí están enterados a veces me decían que fuera a la Basílica de los Ángeles a echarme agua bendita, llegué a pensar que tenía algo malo, la gente tiene que conectar la lengua con el cerebro, ¿cómo %$&;(/$··$ se te ocurre decirle a alguien que está salado?

Si los que están leyendo esto tienen gente conocida desempleada, por favor no les digan 'vaya a un call center, aplique aquí, móntese su negocio, en las tiendas siempre ocupan', esos consejos llegan  a estresar.

Ojo al calvario: uno aplica, manda correos, saca fotocopias de los papeles, va a entrevistas, tras de eso en muchos lugares tenés que llenar una hoja con tus datos personales, sí, los mismos que ya pasaste en el currículum, el cual también te hacen imprimir por cierto; hacer pruebas psicológicas, psicométricas o como se llamen, repitís la misma historia una y mil veces 'me llamo fulana, vivo en, soy tal', etc, etc, etc, etc, etc.

Claro que en las tiendas buscan y todo trabajo es honrado, pero llegar una con su título universitario a pedir brete para vender ropa o zapatos, ni siquiera te lo van a dar, y ni modo que una mienta y diga que está estudiando.

Ah, otra cosa, las ferias de empleo tampoco son lo mejor, ¿sabés lo que hacen ahí?, primero cobran entrada, en unos dicen que están actualizando la base de datos, en otros que si tenés el CV en x o y página ellos lo buscan ahí y los que sí están reclutando gente te dan la dirección electrónica para que mandés tus datos.

Otra cosa que me sacaba de quicio era el 'dele gracias a Dios que no tiene hijos ni deudas, que sus papás la apoyan, hay otros en peor situación', sí, nadie dependía ni depende de mí económicamente, mis papás me ayudaban y le hicieron frente a lo que paga en la casa, cierto, no tengo hijos, pero esas palabras me hacían sentir como si no tuviera derecho a tener un salario.

Gracias  a Dios mi situación se normalizó, pero extremo precauciones como ahorrar más que antes, sí, uno queda traumado, cuando me llaman a la oficina del jefe pego un brinco que no te imaginás, cuando me entero que alguien es despedido me muerdo la lengua y evito preguntar qué pasó y qué va a hacer, porque me veo en esa persona.

Algunos, como mis papás, tienen la suerte de que trabajaron toda su vida en una sola empresa y están a punto de pensionarse, otros más bien renuncian para irse a otro lugar, y otros como yo tenemos una maestría en despido, no es algo lindo, pero es parte de la vida"