domingo, 7 de abril de 2024

Cambio de rutina

 



Hace un año y dos meses terminé un ciclo laboral de cuatro años, el cual me dejó muchas enseñanzas.

Descansé, dormí, me desintoxiqué, dejé de lado el estar tan pendiente de las redes sociales y del celular, dejé un tiempo de ver noticias, me dediqué a aprender cosas, me dediqué a mi, que me tenía muy abandonada.

Recuperé la paz que había perdido en 2020, ya no me sobresaltaba al escuchar un mensaje, mi presión se reguló, al igual que el azúcar en la sangre, colesterol y triglicéridos, chao a mis alergias en las manos, como dije, recuperé la paz.

Mi burbujo y yo comenzamos los trámites para abrir un negocio, un minisuper, algo totalmente desconocido para mi y desde hace seis meses mi rutina volvió a cambiar.

Cambié los pantalones y zapatos de vestir por jeans y tenis, de vez en cuando me pongo ropa de oficina (menos los zapatos, nadie en su sano juicio atiende un minisuper en tacones altos), mi celular ya no explota con preguntas y cuestionamientos fuera de lugar, aunque hay proveedores y clientes que me sacan de quicio, pero prácticamente toda la interacción es cara a cara, nadie me hace llamadas incómodas.

Como toda emprendedora, por el momento no tengo días libres ni muchos menos horas sueño y para poder hacer un mandado tengo que coordinar con el burbujo para que se quede en el negocio.

Mi rutina cambió y me cuesta acostumbrarme, extraño cosas de mi anterior vida laboral, excepto las llamadas y mensajes en horas libres, la presión sin sentido, el desorden de trabajo y los cuestionamientos injustificados.

Hay cosas de esta nueva vida que no me simpatizan mucho, pero todo es un proceso y es que justo eso es la vida, un cambio que hay que enfrentar con la mejor actitud.


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