miércoles, 27 de julio de 2016

¿Y si fuera yo?

Cuando era periodista en Zona Next asistí a una exposición en el Museo de los Niños, no recuerdo el nombre pero sí el motivo: se exhibían objetos como celulares, Ipods y hasta carritos de juguete, arriba de cada uno la foto de una persona y una descripción de qué pasó, todos los que aparecían en la foto fueron asesinados por robarles ese objeto.

Un celular, un carro fue más valioso que la vida de un padre, una hija, un abuelo, una hermana, una madre, una novia, etc.

Sentimos que estamos en manos de la delincuencia, aunque también somos bien cabezones por andar con el teléfono en la mano en media calle, tirar el recibo del cajero, salir a correr con las tennis del Inspector Gadget y la tablet para saber cuántas calorías bajé.

Igual nos da cólera la ley de este país, no nos protege, delincuentes ingresan con violencia a un bar a asaltar y rapidito los dejan libres, una cadena de supermercados agarra a una persona robando atún y picaritas y en un juicio relámpago lo juzgan y encarcelan tres años.

El domingo asaltan a una muchacha en Heredia, en apariencia un sujeto los observa, los persigue y atropella, provocando sus muertes, la gente aplaude, yo incluida no lo niego.

Pero luego la víctima de asalto aparece en redes sociales dando su versión del hecho: no la agredieron, de buena manera le pidieron su celular, dijeron “por favor”, no se alegra de su muerte, no justifica lo que hizo el caballero del carro y para ella fue horrible ver los dos cuerpos en la calle. Da a entender que como no hubo violencia, no tenían que atropellarlos, esa es mi lectura.

Ahora ella es la villana del cuento, es la mal agradecida, la hp, no falta el escarnio público, no faltan las imágenes en facebook diciendo que si a mí me asaltan sí me ayuden, etc, etc, etc.

Pregunto, ¿y si fuera yo?, en serio, dejemos las burlas de lado, ¿y si fuera yo?, porque es muy fácil hablar cuando la bronca no es mía, cuando no fue a mí a la que le pasó, ella en medio del shock dio su versión cibernética, presa del miedo contó su historia, ¿quién puede actuar indiferente al ver dos muertos frente a sus ojos?

Sigo de abogada del diablo, ¿y si no fue legítima defensa?, porque según la chica los sospechosos golpearon el carro y por eso los persiguieron, ¿y si se trata de un chofer más que se transforma al volante y por todo se enoja?, digo ya van como dos muertos por tocar el pito de su vehículo, al rato no vio nada del asalto y el golpe lo molestó.

Solo estando en los zapatos del otro puedo conocer lo que sintió, si es que se puede explicar, solo siendo protagonista de esa situación sabré cómo actuar, porque es sencillo decir “yo hago esto, yo hago lo otro, yo aquí, yo allá”, pero a la hora de la verdad los nervios nos pueden traicionar.

Hablar es fácil, juzgar al otro más, reclamarle por lo que yo  hubiera hecho en su lugar ¡uff!, eso es pan comido…


¿Y si fuera yo?

sábado, 16 de julio de 2016

Los excesos de comunicación en facebook

La red social por excelencia, la que vino a revolucionar la forma de comunicarnos, si no estás en ella no existís, si no tenés perfil no sos normal, si no subís fotos constantemente tampoco lo sos, si no te gusta se te quedan viendo raro.

Facebook es una herramienta muy útil, no tengo nada en contra de ella, aquí la gente se expresa, cuenta lo que le pasa, denuncia,  pregunta por qué suenan sirenas, etc, etc, etc. Sí, es una herramienta importante, sin embargo hay cosas que aún no entiendo.

Por ejemplo, posteos de personas que están internados en un hospital o van a uno a cuidar a alguien, toman fotos del enfermo, la vía, las vendas, cama, etc y ponen “aquí mejorándome, cuidando a mami, visitando a mi tía” y la persona ahí con cara de enfermo, de terror.

Publicar que estás en un velorio y/ funeral, tomar fotos de la ceremonia “con mi amigo en este momento tan difícil, acompañando a la familia”, a ver, guardá el teléfono y respetá el lugar, apoyá a la persona, no lo publiqués por Dios.

Subir una foto, postear algo y etiquetar a toda la familia, primos, vecinos, amigos, esto no lo entiendo, con solo subirlo al muro ya es público, digo, ¿para qué etiquetar a media humanidad en la foto del hueco de la calle, el pan casero que compré, los zapatos que estreno?

“Trabajando por la causa, pero qué triste que nadie lo aprecie; haciendo lo que me gusta, pero cómo duele que no te agradezcan; en el comité de jardinería del barrio, aunque a muchos no les guste mi presencia, hace seis horas avisé que estuve internado por una uña rota y nadie me fue a visitar”, ¡ay sí!, nadie me quiere, pero aquí estoy en pie de lucha, ¿para qué tanta lloradera, acaso buscás ser nombrado mártir?

Ni qué decir de los deportistas, ya sabemos que te gusta correr, estás en forma, nadás, sudás, pero fotos y vídeos de tu rutina.

Sí, el facebook nos permite comunicarnos y estar enterados, a veces más de la cuenta, de lo que le sucede a otras personas, pero tampoco el abuso.