Ella
es un personaje del libro The Help, creo que uno de los más odiosos de toda esa
historia, es la típica Susanita: asegura que la mujer nació para casarse, tener
hijos, ser mantenida por el esposo, dar órdenes
a su empleada doméstica y por supuesto, fiel defensora de lo
tradicional, incluyendo la segregación.
La
historia se desarrolla en la época en que los afroamericanos no podían mezclarse con
los blancos, tenían baños aparte, asientos aparte en el autobús, taxis solo
para ellos, no se podían intercambiar libros entre escuelas y ella todo eso lo
apoya, “separados pero iguales”, dice su personaje.
Me
pregunto, ¿qué haría Hilly hoy?, Estados Unidos tiene un Presidente y una
Primera Dama afroamericanos, estaría indignada de ver que la mayoría de atletas
de alto rendimiento son afroamericanos, fijo vomitaría al darse cuenta que
pueden caminar juntos por la calle y hasta se casan sin ser penalizados.
Pero
hay otro elemento que a esta dama de sociedad le escandalizaría: las personas
homosexuales, sí, porque para la señora creyente y asistente fiel a los oficios
religiosos, convivir con gays seguro sería la hecatombe.
Se
infarta porque se pueden casar, se infarta porque pueden adoptar, criticaría
también los métodos de reproducción asistida, criticaría todo lo que no es
normal, lo que no es tradicional.
¿Y
Hilly en nuestro país?, hubiese caído en cruz por las celebraciones del 17 de
mayo, fijo llama a sus amigas de la Liga de la Caridad a boicotear a todas las instituciones
que se declaran espacios libres de discriminación sexual, quema las fotos que
colgaron en la Universidad de Costa Rica de personas besándose, algunas del mismo
sexo.
Y
si hubiese ido al cantón central de Heredia le da otro infarto: pasos
peatonales pintados con los colores de la bandera del orgullo gay, telas en los
parques, edificios iluminados, decoración especial, etc, etc, etc.
¿Qué
diría Hilly?: “¡Esto es una barbaridad, yo no tengo por qué aguantar su
escandaloso estilo de vida, su falta de moral!, ya tenemos suficiente igualdad, ya es terrible que parejas acudan a la in vitro para ser padres, ahora encima los
ciudadanos con altos valores morales como yo tenemos que soportar esta burla,
¿dónde quedaron las buenas costumbres?”, sí, Hilly diría algo así.
Bueno
querida Hilly, hay un valor que se llama tolerancia, hay otro que se llama
respeto, valores de los cuales muchas personas carecían en tu época y siguen
sin encontrarla. Así que querida Hilly, aprendé a convivir con esos “cambios”,
que cuando los empecés a respetar, podrás vivir en paz, porque separados pero
iguales nunca ha funcionado.
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