sábado, 5 de mayo de 2012

¡Yo quiero mi silla señor presidente!!





Cuando estaba en la escuela, en tercer grado, una compañera le hizo un escándalo a otra porque estaba usando su silla, en el aula teníamos asignados lugares pero no pupitres y sillas. Fue tal el reclamo de esta niña que lloró por más de una hora hasta el punto que el papá la tuvo que sacar de la clase para que se le pasara el berrinche y lo único que gritaba era “¡yo quiero mi silla!”


Pues el pleito que hubo entre dos legisladores y el Presidente del Directorio Legislativo por el cambio de curules me hizo recordar este episodio.

Vamos por partes: según los diputados, el Señor Presidente los mandó desalojar sin previa comunicación, usaron tiempo de la sesión del Plenario para expresar de manera bastante grosera su molestia, hasta el punto de que uno de ellos dijo “empezó muy mal”.

Me surgen varias dudas: ¿si un presidente gira una orden, los demás tienen que obedecer?, ¿el cambio debió comunicarse?, ¿ameritaba semejante escándalo???...

Veamos: creo que el presidente es la cabeza, es quien a fin de cuentas tiene la última palabra y puede decidir sin necesidad de estar pidiendo permiso; no debió de mover las cosas sin permiso de los dueños, estamos de acuerdo, pero las cosas se arreglan hablando y en privado, no pegando cuatro gritos en frente de todo el mundo y mucho menos ser protagonistas de semejante escándalo.

“Empezó muy mal”, no, no lo hizo, solo tuvo la mala suerte de enfrentarse a dos personas un poco delicadas que no saben que las diferencias se arreglan conversando y si por la víspera se saca el día, me parece que el directorio perderá tiempo valioso en berrinches efímeros, en lugar de sacar adelante proyectos trascendentales para el país.



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