sábado, 11 de junio de 2011

La palabra amable, la que casi nunca decimos



“¡Oiga, pero respóndame el saludo por lo menos!”, este fue el reclamo que un indigente hizo una vez a cada persona que no le daba las gracias por el “Dios le bendiga” que él le decía la gente que pasaba.

Su reclamo me hizo pensar en las miles de veces que nosotros nos guardamos palabras amables, cómo nos cuesta decir buenos días, por favor, gracias, bendiciones, etc., pareciera que a algunas personas o a nosotros mismos nos atragantaríamos por preguntarle a alguien cómo está.

Somos buenos respondiendo insultos, reclamando supuestos atropellos en nuestra contra, estamos tan a la defensiva que cuando escuchamos una palabra amable, nos es imposible corresponderla.

Lo mismo sucede cuando alguien nos presta un servicio, aunque esa persona esté cumpliendo con su trabajo, una sonrisa y una palabra de agradecimiento son muy bien recibidas.

Practiquemos la amabilidad, tratemos de guardar los insultos y tengamos siempre en nuestro rostro una sonrisa y una palabra dulce y le aseguro que su día será diferente.

1 comentario:

  1. Muy cierto, si todos practicariamos la amabilidad seria un mundo mejor! =D

    ResponderEliminar