domingo, 28 de abril de 2024

𝐂𝐮𝐢𝐝𝐚𝐝𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐨𝐬 𝐞𝐱𝐭𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬

 





“Soy emprendedor porque me niego a trabajar para otro”, “qué dichoso (a) que tiene su negocito y ya no aguanta un mal jefe” y así por el estilo son las frases que adornan el ser emprendedor: lo idealizan al máximo, mientras que tratan como poco visionarios a quienes trabajan para una empresa, pero yo por lo menos, pienso que ese pensamiento es 100% erróneo.


Ser emprendedor no es nada lindo ni romántico, es un camino lleno de sacrificios y soledad, sí, porque se tiene que estar 200% metido en el negocio, desde hacer los trámites, llenar papeles, hablar con proveedores, buscar clientes, trabajar fines de semana, olvidarse de tiempo libre, de compartir con su círculo social, usted abre y cierra, usted produce y entrega, los primeros meses se aprende, se llora, se pagan facturas, y al final, no queda ni para comprarse un confite.

Ya no hay jefes, pero sí pagos que hacer, proveedores que hacen lo posible por venderte mercadería que no necesitás pero te juran que será un éxito en ventas y algunos clientes groseros.

Ser colaborador de una empresa no hace a nadie poco visionario, al igual que el emprendedor, esa persona se levanta todos los días a trabajar, sí, gana un salario, pero puede que después de repartir plata, al final tampoco le quede ni para un confite.

No nos vayamos a los extremos, son malos, no hay receta perfecta, lo que me funciona a mi, a usted puede que no; igual que lo que a usted le sirve, a mi no tanto, así que cambiemos el chip y moderemos los comentarios, porque todos aprendemos de todos.

domingo, 7 de abril de 2024

Cambio de rutina

 



Hace un año y dos meses terminé un ciclo laboral de cuatro años, el cual me dejó muchas enseñanzas.

Descansé, dormí, me desintoxiqué, dejé de lado el estar tan pendiente de las redes sociales y del celular, dejé un tiempo de ver noticias, me dediqué a aprender cosas, me dediqué a mi, que me tenía muy abandonada.

Recuperé la paz que había perdido en 2020, ya no me sobresaltaba al escuchar un mensaje, mi presión se reguló, al igual que el azúcar en la sangre, colesterol y triglicéridos, chao a mis alergias en las manos, como dije, recuperé la paz.

Mi burbujo y yo comenzamos los trámites para abrir un negocio, un minisuper, algo totalmente desconocido para mi y desde hace seis meses mi rutina volvió a cambiar.

Cambié los pantalones y zapatos de vestir por jeans y tenis, de vez en cuando me pongo ropa de oficina (menos los zapatos, nadie en su sano juicio atiende un minisuper en tacones altos), mi celular ya no explota con preguntas y cuestionamientos fuera de lugar, aunque hay proveedores y clientes que me sacan de quicio, pero prácticamente toda la interacción es cara a cara, nadie me hace llamadas incómodas.

Como toda emprendedora, por el momento no tengo días libres ni muchos menos horas sueño y para poder hacer un mandado tengo que coordinar con el burbujo para que se quede en el negocio.

Mi rutina cambió y me cuesta acostumbrarme, extraño cosas de mi anterior vida laboral, excepto las llamadas y mensajes en horas libres, la presión sin sentido, el desorden de trabajo y los cuestionamientos injustificados.

Hay cosas de esta nueva vida que no me simpatizan mucho, pero todo es un proceso y es que justo eso es la vida, un cambio que hay que enfrentar con la mejor actitud.


lunes, 4 de marzo de 2024

Cuatro años del Covid

 



Hoy el facebook me recordó un hecho muy triste que sucedió hace cuatro años y en eso, me cayó la peseta: hace cuatro años estaba por iniciar en Costa Rica la pesadilla llamada Covid.

No sé si a ustedes les pasa, pero para mi el 2020 y 2021 son una mezcla de recuerdos, trato de acordarme  con detalle qué pasó en 2020 y qué en 2021, 2022 está como en un limbo raro, digamos que mi mente se comenzó a normalizar en 2023.

Cuánta agua ha corrido debajo de ese puente desde entonces: el miedo a un virus que nadie sabía qué era ni como tratar, las salas de emergencia abarrotadas, a unos los obligó a encerrarse, nos obligó a extremar las medidas de higiene, a alejarnos de nuestros seres queridos por precaución.

A unos les trastocó su economía: recuerdo que solo en la torre en la cual vivía en ese momento, en cuestión de meses se desocuparon siete apartamentos, y la situación era similar en las demás torres; otros sufrieron suspensiones de contrato, reducciones de salario, despido o el cierre de su empresa; mientras que para otros fue la oportunidad perfecta para despegar su negocio.

Unos fueron hospitalizados, otros soportaron en sus casas, a varios les dejó secuelas mínimas o graves con las cuales deben aprender a vivir; a mi me marcó el enterrar a mi abuelita en 2021, porque, como lo conté en una entrada anterior, las medidas eran tan estrictas que no se podía vivir el duelo.

Ahora todo parece lejano y fue hace cuatro años, nos volvimos a abrazar, volvimos a besarnos, volvimos a reunirnos.

Pero también aprendimos que hay reuniones y clases que se pueden realizar en línea, que en muchos casos la presencialidad no es tan necesaria, a respetar los aforos, que la higiene es más que necesaria, que la salud es un tesoro y la vida un ratito.

¿Y a vos, cómo te marcó la pandemia?



jueves, 21 de diciembre de 2023

El torbellino 2023





Enero comenzó normal, transcurrió normal, hasta que a finales, una situación me sacó de mi zona de confort y convirtió en confeti todos mis planes.


Después de un mes de acomodar ideas, desintoxicación mental y dormir como tenía rato de no hacerlo, comencé a retomar otros proyectos que habían quedado en pausa.


Sin embargo, una conversación con el burbujo y una de sus brillantes ideas de negocio nos hizo embarcarnos en una aventura sin precedentes y hacer unas de las tantas cosas a las que siempre le huyo: trámites.


Luego de meses de “vueltas”, papeles, limpieza, remodelaciones, llanto, discusiones y querer mandar todo al carajo, aunque según Óscar Aguilar Bulgarelli ese no es un mal lugar, abrimos un mini super.


Un negocio del cual no sé nada, donde tengo que poner en práctica mis dotes de servicio al cliente, donde tengo que aprender a leer a las personas, donde todos los días hay retos, donde nunca hay rutina.


Quienes me conocen saben que soy de planes, ya este diciembre lo tenía más que listo y pues obvio, en lugar del mes relax que mi mente ya había construído, tengo una contractura en la espalda que no hay Dios ni dexametasona posible que se vaya, unas hermosas ojeras, pocas horas de sueño, mis canas en lo más y mejor y mi cuenta bancaria en 0, pero construyendo algo propio.


Así que 2024, llegá y veamos qué tenés.


lunes, 1 de mayo de 2023

El estrés del desempleo

 



Hoy estaba conversando con un amigo que lleva meses buscando trabajo, me dijo que había pasado todo el fin de semana actualizando su LinkedIn y metiendo el curriculum en cuanta página existe.

Me comentaba de la pereza de estar llenando una a una las secciones con la misma información que de previo había subido en el documento que la página le pide, porque hay que subir el CV y meter "a mano" los mismos datos.

"El colmo, si quería meter fotos tenía que pagar la versión premium de la bendita página, lo mismo si quería subir mi portafolio, tenía que pagar, ¡si más bien estoy buscando plata!"

Expresaba que no entendía por qué, una y otra vez, tenía que estar llenando todas las secciones, que la verdad era muy cansado, ¿qué el sistema no lo puede jalar?

Después me comentó que fue a dos entrevistas de trabajo, donde mandó primero el CV, lo llaman para que asista a la entrevista, una de las citas era a las 8 am, le piden el documento impreso (cosa que no llevó) y luego de la entrevista, sencillamente le expresaron que su perfil no calzaba.

"No sé por qué no lo revisaron primero y luego, era más fácil una entrevista virtual y si les gustaba, pues entonces ya la hacemos personal, pero perdí casi tres horas yendo y viniendo solo para eso"

Escuchándolo recordé cuando estuve en esa situación, cuando a veces salía disparada para una entrevista a la que me habían citado el mismo día, o la vez que estando en el bus me llamaron para cancelar la cita, o la vez que me hicieron esperar una hora 10 minutos, o "es que su perfil no calza, pero quería conocerla", y así como las mías y las de mi amigo, existen muchas anécdotas más.

Un buen consejo para quienes están en esta búsqueda: usen la misma contraseña y correo para todo; para los reclutadores o futuros empleadores, ojalá la primera entrevista sea virtual, así nos evitamos un viaje en vano y ojalá respeten la puntualidad, ustedes no saben cómo se moviliza esa persona o si tuvo que pedir prestado para los pasajes del bus.

Un poco de empatía no está mal.



lunes, 27 de marzo de 2023

Construyendo y reconstruyendo

 



Hace unas semanas tuve una situación que sacudió mi mundo, mi zona de confort y me hizo tomar decisiones, me hizo reflexionar  del rumbo que estaba llevando mi vida y cómo afectaba mi salud física y emocional.

Ese proceso me obligó, sí, esa es la palabra, me obligó a reconstruirme, a buscar alternativas, nuevos horizontes, hacer una lista de lo aprendido y analizar cómo mejorarlo, renovarlo.

Y ese plan estoy, y mi sorpresa es lo mucho que he cambiado, que he aprendido y mejorado, y todo eso lo implemento en mi proyecto, por el cual estoy luchando para que se luzca y sea ese producto wow que sueño.

Claro, todo esto no sería posible sin la ayuda de Dios y el apoyo de mi burbujo, quien tiene la paciencia franciscana de escucharme.

Todos los días se construye, todos los días se reconstruye, el proceso nunca acaba, hay días fáciles, hay otros complicados, a veces las fuerzas fallan, pero nunca hay que dejarse vencer, por eso es importante verse al espejo, felicitarse y darse porras.

Todos los días se construye, todos los días se reconstruye.

martes, 14 de febrero de 2023

Salud mental y desconexión

 



Hace algunos años trabajé en una agencia de publicidad y recuerdo que a una de las diseñadoras le dio un ataque de histeria o de nervios y se la llevaron en ambulancia al hospital, dos semanas después renunció.

No recuerdo su nombre, creo que nunca le hablé, pero en mi mente tengo grabada esa escena...

Estos días he pensado en ella, estoy llevando un curso virtual llamado "Cómo ser periodistas saludables en la era de la hiperconexión" y cada vez que hablan de cómo el estrés nos afecta, ella viene a mi mente.

La virtualidad se convirtió en una bendición para muchos, pero eso hizo que perdieran espacio personal, las personas estaban conectadas hasta tarde, respondían llamadas y mensajes a cualquier hora, se les olvidaba su hora de almuerzo o hasta de ejercicio, el estrés del trabajo llegó a la casa.

En este curso las facilitadoras señalan que un correo se puede contestar después, que no hay que irse a la cama con el celular o la computadora, que debemos dejar de lado el multitareas y una oración maravillosa "no hay que estar disponible siempre"...

Sí, el trabajo es una bendición y hay que cuidarlo, hay que dar el 100% siempre, pero nunca a costillas de nuestra salud y si una de las cosas que el COVID nos enseñó es que en verdad la salud es lo primero.

Tampoco el sacrificar tiempo en familia y con los amigos, porque el cansancio y el estrés nos aísla, muchos sufrimos con el distanciamiento social y perdimos momentos que nunca recuperaremos, por eso es indispensable brindarle atención a quienes nos rodean.

Minimicemos distracciones, dejemos de lado el celular, hagamos ayuno de la tecnología, pongamos límites, aprendamos a disfrutar y respiremos, porque la vida es una.