Nunca he sido buena para las despedidas, no me gusta perder, no me
gusta que se vayan, no me gusta que me dejen, en especial mis seres queridos.
En estos años he sufrido tres despedidas fuertes y mientras la
mayoría del país estaba pendiente de los resultados de las elecciones, yo veía
NCIS Los Ángeles y escribía.
Jueves 1 de diciembre
de 2011
Mi primera despedida en época adulta fue mi abuela Nelly, la
viejita, como le decíamos de cariño, dijo que ella moría en su cama y en su casa
y así fue. Los doctores nos sugirieron que tuviéramos todo listo, cuando mami
iba al cuarto a saludarla en la mañana, yo estaba con un ojo abierto y otro
cerrado, la escuchaba contestar y yo me dormía tranquila.
El día antes de su partida noté un comportamiento raro en Missy y
Toby: Missy entraba al cuarto, le movía la cola y salía, no se subía a la cama
como era su costumbre, Toby se quedaba en el pasillo.
Mami todavía estaba trabajando, entraba a las 8 am por lo que se
levantaba a las 5:30 am, como era costumbre fue al cuarto y luego me llamó a
gritos diciendo que no estaba respirando me levanté en una pieza y fui al
cuarto a verificar el pulso, mami tenía razón.
Ahí fue cuando caí en la cuenta que siempre tiene que existir un
plan de acción y alguien ser el mandón, bueno, esa fui yo: calmar a mami,
llamar a los paramédicos, a la doctora, a mis primas, a mi hermano, donde mi
papá que estaban muy pendientes, coordinar con la funeraria, recuerdo que el
muchacho me preguntó “¿qué tipo de caja quiere?” y yo muy bella respondí “ay no
sé, la primera que aparezca”.
La doctora llegó a examinarla, ya para ese momento yo medio me
había bañado y tenía cuatro tazas de café en el organismo con un medio
desayuno, mami quería saber si la ayudaba a vestirla y respondí “no mamita,
alguien tiene que mantenerse cuerdo”.
Ver un féretro en la sala de tu casa es una pesadilla, después que
se la llevaron mi prima Candy prendió un cigarro y me dio uno, mi hermano
Carlos me regañó por fumar, luego ellos con mami se fueron a seguir con los
trámites, yo me puse a limpiar mi cuarto porque sencillamente ocupaba hacer
algo, cuando doña María, quien nos ayudaba en la casa, se fue, yo seguí el
consejo de Gina, otra de mis primas y entré al cuarto de la viejita a llorar, a
hablarle, a decirle tantas cosas que se quedaron en el tapete.
El teléfono no paraba de sonar, consultaban si se iba a tener una
buseta para ir al cementerio, ¡quién putas pregunta eso, ni que fuera
Palmares!, no fui al velorio ni al funeral, sentía que era más útil en mi casa
alistando la comida y de recepcionista.
Lunes 19 de setiembre
de 2016
Eran las 12:30 pm cuando me monté al bus de Dulce Nombre, revisé
mi celular y vi una notificación de mensaje de texto, de inmediato lo supe: mi
abue Rel había muerto.
Siempre fue un hombre muy sano, las sardinas, el ajo y el hombre
grande eran sus aliados, una vez me dijo: “cuando me muera, ahí mismo me
entierran, si me muero a las 9, abren un hueco y ya, nada de velorio y funeral,
bonita cosa de estarle dando café a la gente para que hablen de uno”.
Yo en ese momento trabajaba en un proyecto, mandé un correo
contando la situación, llegué a mi casa, me senté en mi cama, prendí el tele y
así estuve creo que como dos horas hasta que papi me avisó que ya estaban en la
capilla de velación, ese día el Turrialba hizo fiesta y todo era gris, Carlos,
papi y Carolina mi cuñada se pusieron a limpiar un poco, entré a saludar,
sentía que me daba un ataque de claustrofobia y salí, no tenía fuerzas para
estar adentro, llegaban a abrazarme, esos abrazos que se sienten hasta el alma,
qué me decían no recuerdo, pero no hacía falta, el abrazo lo era todo.
Le pregunté a mi papa hasta qué hora se quedaban, él sacó unas
llaves y me dice: “hasta la hora que queramos, vea donde me dieron las llaves”
y yo duré 10 minutos riéndome, me hizo demasiada gracia.
Al día siguiente me alisté para irme al funeral, iba en el bus de
Dulce y casi termino arrancando cabezas, por lo que en Moravia opté por un
Uber, preferí quedarme en la casa barriendo y haciendo la comida, mi abue Sina
estuvo de acuerdo, apenas el
carro se fue yo, que hasta entonces me había mantenido tranquila, me ataqué a
llorar, me senté en la cama de él a llorar y mientras barría porque la casa
rechinaba de ceniza, lloraba y hablaba con él, así hasta que una bolsa con
marsmellows me tranquilizó.
Domingo 1 de abril de
2018
Ese día ya estaba planeado, había dormido donde mami para votar
temprano y pasar tamaño rato chineando a Toby y Grey, el sábado en la noche estaba
en el cuarto de mami conversando con ella y me llamó la atención que Missy veía
mucho a la puerta, cuando me fui al cuarto me siguió, eso no es nada nuevo, a
la negrita le gusta dormir literalmente debajo de las cobijas.
A las 6:10 am recibí un mensaje de texto de papi avisándome que mi
tía Yami había fallecido, me quedé acostada preguntando: “¿y ahora qué carajos
hago?”, le dije a mami, Grey estaba acurrucada a la par mía, Niko llegó
corriendo a la cama para corretearla y luego saludarme.
Gracias a Dios ese mismo día fue el funeral, desayunamos, mami me
dio dos veces fruta para mantenerme hidratada, se fue a votar, yo me alisté y
caminé 1.5 kilómetros de mi casa al centro de votación, ver los carros y la
gente me distraía, me mantenía enfocada y alerta.
Tampoco pude entrar a la capilla, otra vez los abrazos de cariño y
las palabras a las que solo respondía “gracias”, me quedé afuera de la iglesia
tratando de calmarme, Luis me llevó café y un chocolate que me dieron algo de
azúcar y calma, aunque lo que necesitaba era una milkshake de chocolate con un
barril de marsmellows y un pecanbon, mi tío Lucho me pidió dirigir unas palabras,
ahí las piernas se me pusieron como gelatina, “¿qué putas iba a decir?”, bueno,
caminé como la más digna al altar, cuando pasé a la par de tío y papi les dije
“si me desmayo, me juntan”, sí, la periodista que hizo pr áctica en televisión y pudo una vez sostener una transmisión
estaba nerviosa, gracias a Dios pude hablar desde el ambón, qué dije no sé,
pero al parecer me salió bonito.
Apuntes
Soy demasiado metódica, cuando me encuentro en una situación que
me saca de balance, necesito estar sola, que nadie me toque, ni me vea, ni
respire.
No recuerdo cuál pijama tenía puesta la viejita cuando murió, no
recuerdo cómo era la caja de abue Rel, tampoco me acuerdo qué llevaba puesto mi
tía la última vez que nos vimos.
Esta es la entrada más larga que he escrito, no sé si alguien
tendrá la paciencia para leer todo el texto, creo que lo hago más como
desahogo, por primera vez no estoy viendo los resultados de las elecciones,
solo sé que ganó el Alvarado que es periodista.
A mi tía, a abue Rel y a la viejita, a ellos siempre los llevaré
en mi corazón y serán pilares en mi
vida, tía: tal vez pronto aprenda a manejar y un día de estos me de una vuelta
por el Puerto para comer ese ceviche que usted tanto disfrutaba, lo de los
temblores lo quedo debiendo, quedarme sentada contando las veces que la lámpara
se mueve no me simpatiza.
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