domingo, 27 de noviembre de 2016

¡Oh hermosas redes!




Este es fue el único título decente que se me ocurrió y léase en tono sarcástico por favor, una amiga muy querida me dijo “yo no tengo Facebook, me vuelve loca”, me llamó la atención su comentario, es una persona joven y no cayó en esa moda, bien por ella, hay personas que no les gustan las redes sociales y está en su derecho.

Esta semana fue particularmente movida, primero el domingo con la muerte repentina de Gabriel Badilla: las palabras de propios y extraños, los pésames, los que estaban cansados de tanta habladera de la muerte de alguien que ni conocían, del tema del vídeo de Fabiola Herra, el circo tan terrible que se suscitó después de eso, las críticas de miles de extraños hacia la familia, una familia que tuvo que correr para darle sepultura a un ser querido y no entendía qué pasó o qué estaba pasando.

Luego un medio electrónico posteó una imagen de los terribles insultos hacia la pareja de Badilla, ¡Dios!, mis ojos no daban crédito a la cantidad de atrocidades que la gente le escribió, ojo que no la conozco,  la culpaban de una decisión que, disculpen, pero SOLO a la familia, es decir mamá, papá y hermanos le compete, no a la afición, no a los metiches, no a usted, no a mí.

Después #Otto, la mayoría aplaudía al gobierno, a su accionar, las medidas preventivas, hacía un llamado a la calma, a no escuchar los rumores que acéfalos esparcían en las redes y WhatsApp, creo que los #LuisGuihaters estaban tristes porque el Presi no se tomó selfies y se quedaron sin argumentos para criticarlo.

En medio de la emergencia, un contacto mío expresó en su muro su molestia por comentarios hirientes que algunos “lectores” hicieron ante la noticia que Ariel Ary, atleta de Olimpiadas Especiales, necesita recolectar $10 mil para asistir a los juegos de Austria 2017, donde por cierto fue elegido por la organización.

Otro té de tilo: lo trataron de payaso, chiquito de mami, mongolito, pedante, caprichoso, que no ocupa la plata porque es millonario, que sus papis le financien el viajecito, que hay necesidades reales y mi favoritas donde maldecían su religión. 

Imagino que todos los críticos son deportistas élites, tienen sus casas llenas de medallas, su cuenta bancaria sostiene a la entidad y seguro cuando aquella tica salió concursando en el latin karaoke aidol no dieron ni un cinco ni mandaron mensajitos “apoyando” al “orgullo nacional” del cual ya nadie se acuerda ni ha hecho nada por el país.

Volvamos a #Otto, como en otras emergencias Facebook habilita la opción de decir que el usuario está bien, ¡otra criticadera!, “polos, ridículos, bañazos”, etc, hasta un meme sacaron, usar esa opción puede ser polo, aunque la verdad no sé qué es más bañazo: si avisar que estoy bien porque mi país está en la mira de un huracán que cuando le da la gana cambia su trayectoria o publicar que me comí una hamburguesa, las birras que me tragué, cómo me quedó el manicure (algunos parecen maquetas de carroza del festival de la luz), la foto de piquito con el tinieblo, foto frente al espejo de cuerpo entero luciendo la última colección de american chuicas, en el bus rumbo a donde sea, el gane del equipo de mejenga del barrio, lo “cul” que me veo en el gimnasio, la medalla que gané en la carrera de la leche y las galletas, etc, etc, etc.

Después el enojo porque nada pasó, solo payasadas, solo simulacro, a ver mis reyes, Costa Rica no es el Valle Central, son 51.100 kilómetros cuadrados, la Zona Norte está INUNDADA, hay confirmados hasta el momento en que está entrada se publicó diez muertos, pueblos destruidos, pérdidas en cosechas, o sea, no fue un simulacro ni excusas para dar vacaciones.

Sí, este es un país libre, sí hay derecho de expresión, sí es su muro, es su opinión, es su parecer, es su sentir, pero, ¿por qué ser a veces tan mezquinos?, y no solo eso, muy valiente para escribir, pero ¿lo puedo decir de frente, de forma racional y sostener mis argumentos?, eso sería bueno verlo y escucharlo.