viernes, 12 de agosto de 2016

Tolerancia cero



 “¡Qué necios con ese tema!”, expresó una  conocida mía, ella estaba muy molesta por  el debate de la fecundación in vitro, no la apoya, sentía que le faltaban al respeto a sus creencias, “hay cosas más importantes en este país”, me decía.

“Sí y este tema lo es, es nacional y tarde o temprano se va a resolver”, le contesté, ella me retiró el habla, ¡vieran cómo sufrí! (por aquello es sarcasmo), días después la Corte Interamericana se pronunció.

Así como ella, existen muchas personas que simplemente no soportan que se les hable de temas que no son de su agrado, por las razones que sea, comprendo que FIV es un asunto delicado, pero cuando se menciona algo, aunque a uno le parezca intrascendente, hay quienes estallan y demuestran tolerancia cero.

Les cuento otro caso, correr se ha convertido en moda y eso no está mal, la gente practica deporte, frente a una persona aficionada al mismo menciono eso precisamente, que es el deporte de moda y no tienen  una idea de lo enojada que se puso, furiosa me exigió una disculpa por “insultarla”.

“¡Pero cómo se te ocurre!”, escuché otro día en un lugar, dos muchachas discutían y la razón, por lo que pude vinear era porque una de ellas se iba a casar y junto a su novio declinaron de la famosa sesión de fotos de compromiso, argumentó que era un gasto que no querían hacer. La otra chica se sulfuró, gritaba, era inevitable oírla, ella sí sacó sus fotos, disfrutó la sesión, soñaba con esa tradición, etc, etc, etc.

Una vez en un grupo de oración expresé que no tengo intenciones de casarme ni tener hijos, no me gustan los oficios domésticos y no me precisa un novio, pues para qué fue aquello: una doña se molestó porque ella sí cocina (la felicito), otra histérica comentó que ella sí desea un novio (su único tema de conversación por cierto) y hasta asistía a talleres de la iglesia para saber cómo reconocer a su media naranja y luego otra me gritó porque la estaba insultando, según las tres guardianas de las buenas costumbres yo no me comportaba como una mujer normal, tradicional y cristiana.

Pregunto, ¿cuál es el problema de tener una opinión diferente?, ¿tanto drama se tiene que armar porque una persona te diga “no estoy de acuerdo”?, el vacilón es que muchas veces cuando le pedís a alguien que te argumente por qué está a favor o en contra, el 90% se queda sin palabras, es casi imposible que construyan una oración coherente, lo que me hace pensar que se apoya o se critica un tema solo porque sí.

Este es un país libre y cada quien tiene derecho a su opinión, si alguien está en mi “contra” no lo hace mi enemigo y cuidado con lo que expreso en persona o en redes sociales, ya que de la abundancia del corazón habla la lengua.