martes, 25 de noviembre de 2014

Mis sueños y los tuyos






"Nada de lo que yo había soñado para ella se hizo y me duele mucho, yo tenía tanta ilusión", le decía al borde del llanto una señora un día de estos a una amiga mientras viajan en el bus y yo las escuchaba en el asiento de adelante, como nos montamos al mismo tiempo pude conocer toda la historia: la hija de la señora se va a a casar en estos días y ella y su novio decidieron hacer una ceremonia sencilla y costearla ellos, sin embargo, la ilusión de esa dama era hacerle a su hija una gran fiesta con vestido largo, palomas y toda la cosa y como eso no pasó, ella se sentía destrozada.

¿Y es que cuántas veces nosotros hemos depositado en otras personas nuestros sueños, frustrados el 99% de ellos, e ilusiones?... muchas, ninguno de nosotros ha escapado de esa práctica, creemos que porque a nosotros nos gusta o nos parece algo, a la otra persona igual tiene que gustarle, si va por nuestro mismo camino las cosas marchan de maravilla, si se desvía un poco o agarra en la dirección contraria inician los pleitos, los reclamos y el sufrimiento, como el caso de esta señora.

Les cuento otra historia: una profesora de la universidad nos habló de un amigo de ella cuyo papá es abogado y su sueño era que su hijo siguiera sus pasos, el muchacho se graduó de leyes, llegó con el título y dijo: "tome papá, aquí está su sueño, ahora yo voy por el mío", dejó todo y se fue a Italia a estudiar pintura, hoy por hoy es un reconocido artista y de su título ni se acuerda.

Una cosa es querer a alguien, desearle lo mejor, querer que triunfe en esta vida, que siempre esté bien, pero ¿qué sucede cuánto mis ideas son distintas a las suyas? y sobre todo, en aras de ese cariño que te tengo ¿respeto tu decisión?

viernes, 7 de noviembre de 2014

Respecto al tema de Buen Día










Tengo 34 años, soltera, licenciada, estudio mi segunda carrera, como la mayoría de las mujeres soñaba desde niña con ser madre, tener mellizos o tres hijos, esta idea la tuve hasta hace siete años, cuando la vida me demostró que la maternidad no lo es todo, fue duro porque ese es el pensamiento con el que lo forman a una: tener hijos, para eso te compran las muñecas y los trastes, para que aprendás a ser mamá y ama de casa y el mismo Dios me enseñó que todo eso es una elección.

Hoy a mis 34 años puedo decir que no me desvela ser madre, si Dios así lo quiere bien y sino también, gracias infinitas mi mamá no quiere ser abuela ni menos cuidar nietos, como ella dice "no voy a pasar mis años de pensionada detrás de chiquitos" y tiene toda la razón.

Yo estoy rodeada de madres increíbles, comenzando por la mía, admiro el cómo supieron combinar la maternidad y sus trabajos, nada fácil en especial para nosotras porque sobre nuestros hombros injustamente descansa la base del hogar y digo injustamente porque a la gran mayoría de los hombres se les "inculca" que su único rol es el de proveedores y caja chica y tampoco se les educa para formar parte integral del mismo, desde algo tan básico como cocinar hasta sentarse con sus hijos a hacer la tarea.

Sea cual sea la decisión que una tome, la misma debe respetarse.