viernes, 28 de junio de 2013

La delgada línea entre criticar y difamar






Pocas veces me gusta conversar sobre política porque este tema, al igual que el fútbol y la religión, enciende demasiadas pasiones y posiciones sumamente encontradas, sin embargo, con el tema de la Señora Presidenta de la República Laura Chinchilla, la demanda por delitos contra el honor y el monitoreo de las redes sociales, voy a expresar mi opinión, y puede que me gane uno que otro comentario marca diablo.

Uno de los pasatiempos favoritos de los ticos es criticar y hasta insultar a los políticos de turno, crecemos con esa costumbre: “es que fulanito es un ladrón, zutanito se robó tanto, solo para eso se meten a la política, para ganar plata fácil”, estos comentarios los escuchamos en nuestras familias, barrios, en el bus, en la calle, en la soda y en cualquier lugar de este mundo, ¿o me equivoco?

Ahora con las redes sociales, este mal llamado derecho de libertad de expresión cobra más relevancia, porque ya no solo hago el comentario en la acera de mi casa, sino que lo hago en una red social (sea cual sea) y si el objeto de mi crítica o malestar no pasa por un buen momento, recibo aquella avalancha de aceptación.

En periodismo, nos enseñaron que hablar es muy fácil y que el papel aguanta todo lo que le pongan, pero que siempre debíamos presentar pruebas que respaldaran nuestras palabras.

Laura Chinchilla, como ciudadana, quiere entablar acciones legales porque su honor, de acuerdo a su criterio fue herido, ¿acaso si a alguno de nosotros, simples mortales, viene otro y escribe en nuestro muro o en el suyo insultos, o nos llama ladrones nos vamos a quedar de brazos cruzados?, no verdad. ¿Monitorear las redes sociales va en contra de la ley?, pues a mi criterio no, ¿qué acaso no hacemos lo mismo para enterarnos qué pasa?

Si la demanda prospera, sentará un precedente, igual que el fallo del Juzgado Tercero Civil de San José en favor de un ciudadano, el cual demandó por daño moral a una entidad bancaria privada por llamarlo a su celular para ofrecerle una tarjeta y lo único que faltó fue que a este muchacho lo nombraran hijo predilecto y mariscal del Festival de la Luz.

¿Si Chinchilla fuera hombre, lo criticarían tanto?, ¿en este país se está prohibiendo el acceso a Internet y a las redes sociales?, ¿se está enviando a cada tico un reglamento sobre qué publicar y qué no? Creo que si ella fuese una desconocida, sería heroína nacional y le dirían “no se deje”

Sí señores, vivimos en un país libre, soberano e independiente, donde cada cuatro años elegimos a nuestros gobernantes, pero en mi criterio, libertad de expresión, crítica destructiva, insultos y opinar con las bilis no son ni serán sinónimos.