sábado, 18 de junio de 2011

¿Hacia a dónde vamos como sociedad?

Todo el mundo opinó acerca de la supuesta fiesta de algunos de los jugadores que están en la Copa de Oro, pareciera que ese fue el evento de la semana, pero hay un suceso en particular que me llama la atención: el supuesto abuso de que fueron objeto seis perritos.

Sí, esta noticia circuló por el Twitter y el Facebook como pólvora, según las informaciones, un grupo de indigentes de Coronado cometieron esta atrocidad, pero no hay cobertura, no hay encuestas en el Facebook, no hay grupos creados en contra de esta barbarie, como sí los crearon con el asunto de Tania Zeledón y su campo pagado.

 

Una colega escribió en su Facebook acerca de este caso y se queja de la nula cobertura, yo por mi parte me quedo pasmada del grado de violencia e indiferencia que nos envuelve, a ver señores, seamos serios, para la mayoría de la sociedad es tan normal tener perros amarrados en sus garajes, tenerlos en la intemperie, darles solo agua y comida de la que nos sobra y perderlos cuando nos estorban.

 

Si los niños agreden a un animal algunos adultos los premian, es tan común escuchar la frase “me tratan como a un perro” o “fulanito no era un perro para que lo dejaran tirado”, es decir, agredimos con nuestra indiferencia a seres indefensos que lo único que brindan es amor

 

¿Dónde está el respeto por la creación de Dios?, ¿dónde está el respeto hacia la vida?, ¿hacia a dónde vamos como sociedad?, ¿qué clase de mundo le vamos a heredar a nuestros hijos?

 

Ya Rescate Animal publicó en su perfil que tiene en su poder a los perritos, por lo menos se dio el paso más importante: sacarlos de las calles, solo espero que haya personas aún más valientes dispuesta a denunciar esto.

 

De nuevo pregunto: ¿hacia a dónde vamos como sociedad?

sábado, 11 de junio de 2011

La palabra amable, la que casi nunca decimos



“¡Oiga, pero respóndame el saludo por lo menos!”, este fue el reclamo que un indigente hizo una vez a cada persona que no le daba las gracias por el “Dios le bendiga” que él le decía la gente que pasaba.

Su reclamo me hizo pensar en las miles de veces que nosotros nos guardamos palabras amables, cómo nos cuesta decir buenos días, por favor, gracias, bendiciones, etc., pareciera que a algunas personas o a nosotros mismos nos atragantaríamos por preguntarle a alguien cómo está.

Somos buenos respondiendo insultos, reclamando supuestos atropellos en nuestra contra, estamos tan a la defensiva que cuando escuchamos una palabra amable, nos es imposible corresponderla.

Lo mismo sucede cuando alguien nos presta un servicio, aunque esa persona esté cumpliendo con su trabajo, una sonrisa y una palabra de agradecimiento son muy bien recibidas.

Practiquemos la amabilidad, tratemos de guardar los insultos y tengamos siempre en nuestro rostro una sonrisa y una palabra dulce y le aseguro que su día será diferente.