domingo, 17 de octubre de 2021

Lo que el COVID nos ha quitado

 




Yo tenía la costumbre de ir una vez al mes a almorzar donde mis abuelitos, celebrar mi cumpleaños, sus cumpleaños, los de la familia, la navidad, día de la madre, día del padre, etc.

Abue Rel falleció hace cinco años y esa tradición no desapareció, porque disfrutaba a mi abue Sina al máximo, era la única que me quedaba. 

Cuando inició esto del COVID-19 aplicamos el distanciamiento social, seguíamos en contacto, seguían las videollamadas, pero faltaba el abrazo, el beso, algo que el celular no puede darte.

En abril de este año ella tuvo su esquema de vacunación completo, yo estaba esperanzada en que ya nos íbamos a ver, pero no, la señora dijo que hasta que fuera seguro para todos.

Y el jueves 27 de mayo, para sorpresa, Dios la llamó a su lado... y es ahí cuando entendés lo cruel de la frase "mañana lo hacemos", "ahora lo vemos", "mejor esperamos", cuando literalmente no hay mañana.

El COVID nos quitó momentos en familia, me arrebató un año que nunca recuperaré, me impidió ese último abrazo, ese último beso, no pudimos abrazarnos como familia, y al cementerio solo 10 ingresamos y una hora, o sea, ni el luto podés vivir.

Ella murió de causas naturales y yo aún no supero lo de las 10 personas en el cementerio, no puedo imaginarme el dolor y la impotencia de quienes han tenido que despedir a uno o más seres queridos mediante una llamada, ver su cuerpo y no abrazarlo, llegar al cementerio y ni siquiera poder respirar por andar con la mascarilla puesta.

En nosotros está terminar con esto para volver a la normalidad, para volver a abrazar, para seguir construyendo recuerdos y honrar la memoria de quienes ya no están.