jueves, 1 de agosto de 2019

Cuando sos vecino de la Romería

En alguna de las ocasiones que hice la Romería, le dije a mis compañeros de viaje: los vecinos de esta zona nos deben pero odiar, casi que los obligamos a estar metidos en sus casas.

En un trabajo recuerdo que dos compañeros de Cartago siempre pedían el 1 de agosto libre o como teletrabajo, la razón: no podían salir de la casa, estaban en la ruta de la Romería... fin de semana largo, escuché una vez por ahí a unos compañeros.

En febrero del año pasado me hice vecina de Tres Ríos y apenas conocí el apartamento, lo primero que pensé fue "salir de aquí el 1 de agosto debe ser un contento"... Conforme se acercaba la fecha veía grupos de romeros, incluso el 25 de julio se me ocurrió la brillante idea de salir a hacer un mandado y prácticamente me tuve que tirar a la calle a caminar, porque por la acera era imposible.

Una compañera de trabajo me aconsejó pedir libre el 1: "llegar a tu casa va a ser complicadísimo, yo una vez me tuve que bajar en media pista y caminar", por razones especiales me tocó ir, pero me quedé a dormir donde mi mamá, recuerdo la cara de pocos amigos de Luis y yo "no tengo intenciones de saber a dónde me va a dejar el bus, ni cómo carajos voy a llegar aquí".

Para 2019 el plan es otro, salir temprano del trabajo, lo cual mi jefe que es oriundo de Curridabat lo aprobó de inmediato.

Es simpático ser vecina de la Romería, caminar es toda una odisea, pero todas las sodas tienen los desayunos súper baratos, además las frutas, en especial los bananos y las sandías están en oferta, y ni qué hablar de la seguridad: una pareja de oficiales de la Fuerza Pública prácticamente en cada esquina.

El domingo 28 de julio, día en que estoy escribiendo esta primera parte de la entrada, salí un momentito, igual me tuve que tirar a la calle porque yo no puedo caminar despacio y  menos detrás de otra persona, sigo viendo gente usando jeans, niños pequeños, otro en coche (¿y el PANI?), personas en sandalias y mujeres maquilladas (o antes muerta que sencilla, o están ensayando para la próxima audición del Guasón), quienes vestían la camiseta de la Sele o de Cartaginés, y quienes iban rezando el Rosario.


Segunda parte

Tal y como lo comenté, salí a las 2 pm, bueno, 2:20 pm, la fila en San José era larguísima, creo que todos tuvimos la misma idea, me topé unas romeras quienes, por comodidad según les escuché, iban a comenzar a medio camino y claro, subirse a uno de los buses que va más lleno.

Luego otra señora que iba con los dos hijos y peleando con el chofer porque mientras él pedía la doble fila, ella le reclamaba y pasé escuchando a su querubín todo el camino de San José a La Galera decirle "mami, yo quiero caminar desde aquí, mami ya bajémonos del bus, mami, ya me quiero bajar", esto último lo repetía constantemente y yo solo respiraba.

Iba preparada para presas de terror, nunca para gente necia, pero no, las presas eran en San José, San Pedro y parte de Curridabat, ya de la Galera a mi destino, fue un contento, eso sí, quienes esperaban el bus en el trayecto de Walmart a Tres Ríos no pudieron subirse.

¿Incomoda un poco estar a fuerza toda la noche en la casa porque sencillamente no podés salir?, sí, ¿medio peligroso tener que caminar por la calle por la cantidad de gente que te topás de frente?, también, pero bueno, es parte de...

Destaco los operativos de seguridad, de Cruz Roja y los centros de acopio a lo largo del camino, porque no se vale dejar la basura tirada solo porque sí.

Interesante y hasta cierto punto divertido ser vecina de la Romería.