domingo, 22 de diciembre de 2019

Bendita crisis de 2019



“Bendita crisis”, esta frase la he escuchado millones de veces, la he usado muchas para redactar notas, pero nunca había entendido su verdadero significado sino hasta este 2019.

Si 2018 fue un año de cambios y que me sacó lágrimas que fue un contento, 2019 no se quedó atrás, pero más que momentos para llorar, fueron momentos en los cuáles me quedé sin fuerzas, me quedé sin lágrimas, una crisis en la que pensé que todo acababa y solo le pedía a Dios guía y una luz, la cual poco a poco llegó, poco a poco se fueron sanando las heridas, no fue nada fácil, nunca es fácil cuando tantas personas cercanas a uno están con las palomitas listas y sentados en primera fila para verte fallar, pero les tengo noticias queridos traidores: se quedaron con las ganas.

Pasar por el fuego no es sencillo, que Dios te moldee de esa forma es agotador, pero solo así entendemos, nos fortalecemos, cambiamos la perspectiva, miramos con otros ojos.
Pero también estamos más alerta: aprendemos a reconocer a los enemigos, ya diferenciamos las sonrisas sinceras de las puñaleras, sabemos a quienes les alegra tu triunfo y a quienes les molesta.

Gracias 2019 por esa bendita crisis, gracias Dios por darme las fuerzas para superarla y gracias por nunca soltarme de tu mano.

jueves, 1 de agosto de 2019

Cuando sos vecino de la Romería

En alguna de las ocasiones que hice la Romería, le dije a mis compañeros de viaje: los vecinos de esta zona nos deben pero odiar, casi que los obligamos a estar metidos en sus casas.

En un trabajo recuerdo que dos compañeros de Cartago siempre pedían el 1 de agosto libre o como teletrabajo, la razón: no podían salir de la casa, estaban en la ruta de la Romería... fin de semana largo, escuché una vez por ahí a unos compañeros.

En febrero del año pasado me hice vecina de Tres Ríos y apenas conocí el apartamento, lo primero que pensé fue "salir de aquí el 1 de agosto debe ser un contento"... Conforme se acercaba la fecha veía grupos de romeros, incluso el 25 de julio se me ocurrió la brillante idea de salir a hacer un mandado y prácticamente me tuve que tirar a la calle a caminar, porque por la acera era imposible.

Una compañera de trabajo me aconsejó pedir libre el 1: "llegar a tu casa va a ser complicadísimo, yo una vez me tuve que bajar en media pista y caminar", por razones especiales me tocó ir, pero me quedé a dormir donde mi mamá, recuerdo la cara de pocos amigos de Luis y yo "no tengo intenciones de saber a dónde me va a dejar el bus, ni cómo carajos voy a llegar aquí".

Para 2019 el plan es otro, salir temprano del trabajo, lo cual mi jefe que es oriundo de Curridabat lo aprobó de inmediato.

Es simpático ser vecina de la Romería, caminar es toda una odisea, pero todas las sodas tienen los desayunos súper baratos, además las frutas, en especial los bananos y las sandías están en oferta, y ni qué hablar de la seguridad: una pareja de oficiales de la Fuerza Pública prácticamente en cada esquina.

El domingo 28 de julio, día en que estoy escribiendo esta primera parte de la entrada, salí un momentito, igual me tuve que tirar a la calle porque yo no puedo caminar despacio y  menos detrás de otra persona, sigo viendo gente usando jeans, niños pequeños, otro en coche (¿y el PANI?), personas en sandalias y mujeres maquilladas (o antes muerta que sencilla, o están ensayando para la próxima audición del Guasón), quienes vestían la camiseta de la Sele o de Cartaginés, y quienes iban rezando el Rosario.


Segunda parte

Tal y como lo comenté, salí a las 2 pm, bueno, 2:20 pm, la fila en San José era larguísima, creo que todos tuvimos la misma idea, me topé unas romeras quienes, por comodidad según les escuché, iban a comenzar a medio camino y claro, subirse a uno de los buses que va más lleno.

Luego otra señora que iba con los dos hijos y peleando con el chofer porque mientras él pedía la doble fila, ella le reclamaba y pasé escuchando a su querubín todo el camino de San José a La Galera decirle "mami, yo quiero caminar desde aquí, mami ya bajémonos del bus, mami, ya me quiero bajar", esto último lo repetía constantemente y yo solo respiraba.

Iba preparada para presas de terror, nunca para gente necia, pero no, las presas eran en San José, San Pedro y parte de Curridabat, ya de la Galera a mi destino, fue un contento, eso sí, quienes esperaban el bus en el trayecto de Walmart a Tres Ríos no pudieron subirse.

¿Incomoda un poco estar a fuerza toda la noche en la casa porque sencillamente no podés salir?, sí, ¿medio peligroso tener que caminar por la calle por la cantidad de gente que te topás de frente?, también, pero bueno, es parte de...

Destaco los operativos de seguridad, de Cruz Roja y los centros de acopio a lo largo del camino, porque no se vale dejar la basura tirada solo porque sí.

Interesante y hasta cierto punto divertido ser vecina de la Romería.




jueves, 3 de enero de 2019

¡Calma, calma!, té de tilo antes de escribir por favor



Dicen por ahí que las redes sociales nos desnudaron, muestran a las personas tal y como son y creo que tiene razón.

En los últimos años hemos presenciado linchamientos cibernéticos por criticar, con o sin argumentos coherentes, por oponerse a algo que pareciera es casi tesoro nacional, que lo diga yo que casi me mandan a quemar en la hoguera porque pregunté en qué carajos nos benefició el famoso penal de Michael Umaña en Brasil 2014.

El año pasado el país presentó una increíble y preocupante división, primero por el tema electoral, los fanáticos de los dos partidos que llegaron a la segunda ronda se enfrascaron en una batalla campal diciendo quién era el mejor y después de las elecciones, seguimos con la necedad.

Después siguió el plan fiscal, donde otra vez polos opuestos porque si estabas a favor eras un paclover, millonario, corrupto, vendido al mejor postor, etc, etc, etc. 

Si estabas en contra, eras un atorrante, ignorante, millonario empleado estatal con todos los lujos, egoísta que no pensabas en tu país, solo en tu bolsillo, etc, etc, etc.

Y no más comenzado el nuevo año, apareció la nueva y tonta polémica: la Banda Municipal de Acosta participó en el Desfile de las Rosas, la gran mayoría lloramos, sufrimos por la espantosa traducción en español, aplaudimos y posteamos y compartimos imágenes tomadas del televisor o de otros sitios, entre ellos el Presidente de la República que recibió toda clase de insultos en sus perfiles de redes sociales.

Más tardito, algunas personas compartieron como locos un posteo de un supuesto integrante de la banda en el cual increpa al mandatario y reclama la nula ayuda recibida por él, aparecieron también quienes indicaron que en este país NO hay leyes que permitan ayudas de dinero inmediatas, explicaron que para un diputado es más sencillo buscar una partida específica y que en el caso del Ejecutivo, la declaratoria de interés cultural exonera de impuestos de salida y propicia la llegada de patrocinadores.

En fin, como soy una terca, me pongo a leer los comentarios y quedé pasmada del veneno y de insultos para quienes defendían, si se le puede decir así, al Gobierno.

Sigo sin entender el enojo hacia los funcionarios públicos, sea quien sea, como me indicó una vez un exdiputado al que entrevisté: "nosotros somos juzgados desde antes de comenzar a trabajar".

También sigo sin entender esa furia hacia el otro, esa cólera que me da que el vecino no opine como yo, el país más feliz del mundo es intolerante en toda la extensión de la palabra, no, no molesta, enfurece al grado de emitir los peores y más crueles adjetivos tanto a conocidos como a quienes nunca he visto en la vida.

Se supone que cada año nuevo pedimos a la vida que este sea nuestro año, que todo sea distinto, pero no es el año el que tiene que ser diferente, si no usted y yo, así que, si busca año nuevo vida nueva, podría comenzar por bajarle tres rayitas a su intensidad en las redes sociales y conectar los dedos con el cerebro.