domingo, 4 de marzo de 2018

Crónicas de la sala de operación


Por primera vez en mi sana vida fui a un quirófano, no se asusten, tuvieron que hacerme un procedimiento sencillo, pero como tenían que anestesiarme, el doctor prefirió por comodidad hacerlo ahí.


Quienes han pasado por las armas saben que hay que estar en ayuno, pues yo de los nervios arrasé con todo lo que me encontré a mi paso y a las 5:30 pm del día antes cerré el pico.

A las 6 am estaba en la Clínica de Coronado esperando a que la enfermera encargada de cirugía me llamara, aquí comienza el ritual: el paciente y acompañante firman una hoja, los besos de despedida y bendiciones de rigor, llegar al cuarto, orinar, quitarse todo, ponerse esa bata verde hospital y los trapos con cara de botas, entregarle el bulto a la enfermera quién se lo da al acompañante.

Leí en un estado de Facebook que en la sala de maternidad se comparten muchas intimidades, pues en Ambulatoria también.

De las seis pacientes que estábamos ese día solo yo no tengo hijos, de las seis, cuatro iban para salpingectomía, todas tenían la misma razón: se cansaron del "ya voy" de su pareja, "aguanté nueve meses de embarazo, aguanto esto también", dijo una de ellas.

Mientras mis preocupaciones eran que la página estaba caída, el no poder programar las notas en el Facebook, la gira de la semana siguiente y una respuesta que me urgía, las otras cinco pensaban en el oficio, la comida, el desayuno que dejaron hecho, quién iba a cuidar ese día a los hijos, si el marido podía hacerlo, la enfermera repetía una y otra vez: "hoy ustedes descansan, hoy me las chinean".

Eso dio pie a las historias de terror de la maternidad: desgarro en el parto, infección, labor de parto por horas, pujar y sentir que todo se abría, el marido descompuesto, la otra que le prohibió entrar porque no quería verlo ni en foto, etc, etc.

La enfermera me preguntó si tengo hijos, le contesté que no y que con esas historias menos ganas me daban, aquello fue la carcajada general y los aplausos.

El personal también tiene su ritual: las enfermeras preguntaban los datos y el motivo de la cirugía, si se tiene alergia y/o tratamiento médico, a las asmáticas cuándo fue su última crisis, a las hipertensas lo mismo. El anestesista también llegaba con el expediente para hacerle a las pacientes distintas consultas, nada quedaba al azar.

Las de salpi fueron las primeras, a las 10 am pasaron a la penúltima paciente que iba por un legrado, yo quedé de última, el ayuno, la falta de cafeína y los nervios me provocaron sueño. así que aproveché para dormir, a las 11:15 am la enfermera me despertó: ya me tocaba.

Al llegar a la primera puerta un enfermero me preguntó mis datos, el motivo de la cirugía y desde qué hora estaba en ayunas, a lo Cenicienta me quitó un par de "botas", entré a la sala de operaciones, me subí a la camilla, es horrible tener los brazos atados, tenía en uno lo de la presión y en el otro el medidor del pulso, me iban a poner cánula para sedarme pero me negué, ocupaba estar alerta e interrogar una vez más al doctor, estaba helada y me pusieron dos cobijas más, fueron 15 minutos exactos,  el doctor me decía: "Rita, relájate por favor", al terminar según yo me bajaba de la camilla y caminaba cual reina de belleza y escuché un rotundo ¡no!, me pasaron en camilla a Recuperación.

Ahí ya la adrenalina bajó y todo comenzó de nuevo a hacer efecto, la sed me atacó y me dieron té de manzanilla y galleta de soda,  nunca me habían sabido tan ricos.

Luego de una hora me pasaron con dos pacientes más a la salita para darnos de alta, en mi cabeza había planeado ponerme crema, perfume y más, pues no, solo quería vestirme, comer, tomar café y dormir.

Varias cosas a destacar:
  1. Se puede vivir sin celular
  2. Ocupo café
  3. Ya no me hago la salpi, esas pobres salen pero pálidas de ahí.
  4. A las mujeres, en especial a las mamás, nos cuesta descansar, todo hay que controlarlo,  pero les tengo noticias: con o sin nosotras, el mundo sigue su curso 
  5. La Caja Costarricense del Seguro Social está sola
  6. Respete a las enfermeras, ellas son igual de profesionales que los médicos y son quienes están a la par y a veces saben más que ellos (sin ofender)
  7. Se preocupan por vos, yo no quería hacer escándalo, en especial porque dos veces me la habían suspendido, cuando me monté al carro Luis tenía varios mensajes de mi mamá, mi hermano y de un par de socios que se enteraron.
  8. Mente positiva: una de las chicas de salpi estaba nerviosa, incluso preguntó si alguien se había muerto de esa operación y si en la clínica podían atender una emergencia mayor, a ella la vi en Recuperación, la tuvieron más tiempo porque al despertarse se le bajó el azúcar y estaba más adolorida que las otras.
La salud es un tesoro y hay que cuidarla, pero también es necesario que sepamos nuestra historia familiar, antecedentes, las medicinas que tomamos y qué nos van a hacer para evitar un contratiempo.