domingo, 4 de junio de 2017

El poco aprecio por nuestra salud

Hace unos días tuve que ir a la clínica y me tocó estar cerca de un grupo de señoras a las que le estaban impartiendo una charla pre operatoria, ellas tenían que llenar varias fórmulas, entre ellas una hoja donde detallaban el procedimiento al que les iba a someter, alergias, enfermedades y operaciones anteriores.

Por un momento pensé que el enfermero iba a desmayarse: ninguna sabía de qué la iban a operar, desconocían el nombre del procedimiento, ni idea de las pastillas que se tomaban, una señora expresó "vea muchacho, yo tomo muchas pero me da pereza escribir los nombres entonces no lo voy a hacer mejor", ahí yo la iba a ahorcar.

Tampoco sabían qué era una operación y menos las alergias, en síntesis: todas eran ajenas a su expediente médico, mis respetos al enfermero, yo desde el minuto 1 estaba histérica.

Eso me recuerda las veces que el personal médico hace un llamado para las campañas de vacunación, pide actualizar datos, le recuerda a la población sus citas, pero por lo visto le hablan a la pared. En una ocasión entrevisté a una joven sobreviviente de cáncer de mama quien gracias a su cuidado militar descubrió un tumor el cual fue atacado a tiempo, ¿se imaginan si ella no se hubiese hecho el autoexamen?

Otra vez me fui a hacer un examen un poco incómodo y la frase del médico se me quedó grabado: "la salud a veces duele" y sí, nosotras las mujeres a veces nos sometemos a tratamientos estéticos dignos de instrumento de tortura, uso de tacones altos, exceso de químicos en el cabello, nos sacrificamos por la belleza y nos sabemos de memoria todos los "menjurges", pero nos es imposible saber qué pastilla nos causa alergia y claro, si algo pasa es culpa de los doctores por "inútiles".

Aprendamos a conocernos, hagamos preguntas, pongamos atención, no dejemos toda la responsabilidad en otra persona.

Aquí haré otro comentario, si alguien se enoja conmigo porque no soy mamá, me disculpan: todas las señoras tienen hijos por lo que pude escuchar, ignoro las edades, pero una de las recomendaciones del enfermero era reposo absoluto el día de la cirugía.  Así que todas decían que tenían que hacer el oficio antes, levantarse de madrugada para dejar desayuno, almuerzo y cena cocinadas, camas tendidas y ver quién ayudaba a los chiquitos con las tareas.

Yo para mis adentros me preguntaba: ¿por qué?, es decir, ¿tanto cuesta dividir funciones y enseñarle a todos los miembros de la familia, incluyendo niños, a ser responsables e independientes?...

Aprendamos a cuidarnos y chinearnos, a cuidar nuestra salud y sobre todo, entender que no somos indispensables y que el mundo sigue aunque una esté en cama, pensar en una no es malo, a veces es necesario.