domingo, 19 de marzo de 2017

Cuando el pasado nos come




Hace unas tres semanas fue la reunión de excompañeras del colegio, sigo manteniendo mi grupo de amigas, de hecho es común en facebook ver fotos de las amistades que todavía se mantienen.

Pocos días después una conocida me comentó que ella nunca ha ido a las que sus excompañeros organizan, de hecho el colegio del cual se graduó suele hacer bailes y varias actividades para egresados, yo le pregunté por qué no iba, su respuesta: "porque el cole para mi fue lo peor, es más, a diferencia tuya o de mi esposo, yo no tengo contacto con nadie, sencillamente no los quiero ver". En resumen: ella era gordita, además tenía beca y esos dos aspectos siempre la acomplejaron.

Ahora es una mujer con una buena condición física que practica natación, profesional y hasta dueña de su empresa, pero sigue atada al pasado, así que me pregunto, ¿cuántos de nosotros lo estamos?

¿Quiénes seguimos sufriendo por cosas que pasaron hace mucho?, yo sé que todos tenemos nuestros sueños frustrados, anécdotas, algo que no logramos: el juguete que no nos pudieron comprar, esa persona que nos puso apodo o nos acomplejó por algo, la regañada injusta que nos llevamos por culpa del hermano, primo o vecino, etc, etc, etc.

Sí, puede que existan también situaciones que nos marcaran de por vida como un accidente grave, el abandono de alguno de los padres, la muerte de un ser amado, situaciones que a veces se nos hacen difíciles de manejar.

Sí, hay personas que siguen atadas al pasado, se niegan a dejar ese dolor o esa situación, hasta se niegan a buscar ayuda para salir adelante.

Hace unos días me tocó cubrir un evento de mujeres líderes y el cierre estuvo a cargo de Christiana Figueres, en su ponencia ella comentó que para poder triunfar es necesario superar.

Hagamos un examen de conciencia, revisemos nuestras cargas emocionales y analicemos si vale la pena seguir resentidos con personas que puede que ni se acuerden de uno o de lo nos hicieron, ¿no creen?