domingo, 6 de marzo de 2011

Cambiar sin miedo

“Es que vieras cómo cambió, ya no es la misma persona de antes, ahora es toda simpática con la gente, casi no la reconocí”… esta frase la escuché un día que iba en el bus, la muchacha que la dijo al parecer estaba sorprendida por el cambio de actitud de una vieja amiga de la escuela.

Ignoro cómo era la muchacha antes y cómo es ahora, en qué se basa esta mujer para decir que su antigua amiga está irreconocible, sin embargo, en ocasiones las personas que nos rodean o que nos conocieron en alguna etapa de nuestras vidas les cuesta aceptar que uno cambia.

Ya sea físicamente, en la forma de ser o profesionalmente, hay quienes prefieren quedarse con cierta imagen y no quieren aceptar que uno puede darle otro rumbo a su vida, es más, siento que a veces le hacen a la persona algún tipo de reclamo por su “extraña actitud”.

La vida es un cambio constante y uno tiene que reinventarse y mejorarse, ya que nada está escrito en piedra, hay que tener la valentía para identificar las áreas por mejorar en nuestras vidas y hacerlo sin miedo.

El cambio no es malo, siempre y cuando no dejemos perdido en el camino nuestros valores, nuestras raíces y nuestra esencia como persona.

Cambiemos para bien, cambiemos porque lo deseamos, cambiemos sin miedo al qué dirán, porque a la única persona a quien tengo que rendirle cuentas y complacer es a mí, ¡bienvenido el cambio!