sábado, 19 de febrero de 2011

Imprudencias que cuestan caro

Hace unos días el tren chocó contra un bus y el accidente dejó como saldo 43 heridos, los testigos dicen que el chofer del bus llevaba puestos unos audífonos y por eso no escuchó la bocina del tren.
Telenoticias hizo una nota sobre personas que han muerto atropelladas a pocos metros de los puentes peatonales y grabaron a varios transeúntes que cruzan una calle teniendo el puente a la pura par y cuando le preguntaron a una señora la razón, respondió: “porque le tengo miedo a las alturas”.
 
Estas y otras imprudencias nos están costando bastante caro, la pereza sale muy cara: conductores que no usan el cinturón porque les estorba, andan con bebés en el asiento de adelante quién sabe por qué, peatones que cruzan las calles donde no hay zona de seguridad arriesgándose a que los atropellen.
Yo por ejemplo que cruzo en el semáforo de la escuela de La Uruca, he sido testigo de que, aunque esté la luz roja, hay conductores que pasan sin importarles que hay personas caminando por media calle y con el semáforo en rojo, pero Dios libre uno cruce donde no está el paso peatonal, porque lo insultan.

“Qué pereza caminar, es que me estorba, nada va a pasar, qué exagerado, no sea tan trágico”, estas y otras más son las “justificaciones” que se usan para cometer una imprudencia, la cual puede traducirse en una multa considerable, una estadía en el hospital o algo mucho peor.
La prudencia no cuesta nada y en estos tiempos donde la gente busca ahorrar, sería un buen ejercicio practicarla.